5. Días amargos

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La noticia de que al "picaflor que no pica" se le habían declarado y que ahora salía con Uraraka Ochako, se esparció como pólvora.

Había quienes pensaban que eran una adorable pareja, el peliverde se volvía rojo con cada acercamiento de la castaña y la respetaba mucho como para sobrepasarse.

Otros, juzgando por el historial de tantas confesiones del pecoso y los rumores acerca de sus fines, pensaban que no sería duradero. Creían que Midoriya se aburriría rápido.

Habían pasado nueve días desde que la famosa relación empezó y Bakugo estaba... sensible.

A esa feliz pareja no quería verla ni en pintura. El Bakusquad hacía lo mejor por distraerlo cada que ellos estaban alrededor, pero era inevitable para Katsuki voltear cada que escuchaba a Deku, viendo en consecuencia a cara redonda con él.

Mina le había hecho un globo lleno de orbes anti estrés y éste siempre quedaba muy aplastado en el puño de Katsuki con tan solo ver o escuchar a los dos enamorados.

Bien, sensible no sería la palabra correcta. Irritable, sí, Katsuki estaba tan irritable que Mina podía compararlo con Jiro cuando estaba en sus días.

Lo peor de todo era que Deku no parecía darse cuenta de la actitud del cenizo.

No, lo peor era —según Katsuki— el hecho de que Deku se estaba alejando. Si antes almorzaba unas cuantas veces con su grupo de nerds —donde estaba la cara redonda— ahora lo hacía todo el tiempo.

Si antes, apenas al terminar su clase extra de química iba a verlo entrenar con su equipo en el gimnasio (para después de 15 minutos ir a su club de atletismo), ahora primero iba a ver a cara redonda en el club de judo, solo llegando al gimnasio para mirar 20 segundos y luego irse a la pista de atletismo.

Seguía haciendo los trabajos en conjunto con él, pero parecía que no le prestaba tanta atención por mirar su teléfono y responder mensajes.

Ahora, los fines de semana... Se iban con cara redonda, ¡con la jodida cara redonda! Era terrible. Solo ponía música en su celular y se clavaba los audífonos en los oídos. Afortunadamente, el martirio solo duraba hasta que el autobús de cara redonda llegaba, ellos iban en uno de distinta ruta. Jura que la primera vez que los vio despedirse con un beso casi rompe el celular que llevaba en la mano.

Kirishima y Kaminari también decidieron acompañarlo en cuanto se enteraron de toda la escenita que debía presenciar su pobre amigo celoso. Mina y Sero solo volvían a sus casas un fin de semana al mes.

Katsuki no lo iba a admitir ni dejar ver, pero sí estaba mal. No solo era que todo el tiempo paraba muy amargado e irritado. En la soledad de su habitación no podía evitar pensar que: había perdido. Y no importaba cuantas veces se quedara mirando los labios de Deku, ahora solo había una persona que tenía el permiso de besarlo.

Se encontraba ahí otra vez, haciendo de mal tercio. Deku y la cara redonda irían a una cita mientras que él se quedaría en el paradero a esperar el bus.

Iba detrás de ellos, añorando por primera vez la compañía de sus dos amigos: Pikachu y Pelo Mierda, quienes limpiaban el laboratorio de ciencias como castigo —toda su mezcla se rebalsó—.

Veía fijamente los acercamientos de ellos. Los pequeños roces de mano y las risillas qué de la nada soltaban, veía como la cara redonda acercaba su rostro al pecoso y como ambos se sonrojaban.

Ok, había tenido suficiente. No podía soportarlo aunque quisiera.

Antes que siquiera sus narices se rocen él jaló bruscamente a Deku del brazo.

Plantado // [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora