la academia distrital melancholy a primera vista puede aparentar ser como un colegio común y corriente, pero al cruzar la puerta se conocen muchas historias, la de cada alumno, la de sus amigos, la de los profesores y hasta la de sus familias. serim...
jiwoong acariciaba la cabellera de matthew, asegurándose de que el chico estuviera bien.
—enloqueciste —susurró él—, no hagas esto de nuevo.
—ni siquiera mi padre me regañó... —matthew se quejó—¿y me vas a regañar tú?
—te lo digo como tu profesor, esta vez se pasaron.
matthew solo resopló y se cubrió más con la cobija que le brindaron para que se cubriera, esperando que sus demás compañeros fueran rescatados.
adentro del colegio, taeyoung corría detrás de seongmin y una vez lo alcanzó, lo tomó del brazo y lo abrazó con fuerza.
—¡seongmin, tranquilo! —dijo taeyoung sin soltarlo, podía sentir el cuerpo de seongmin temblar—no nos va a pasar nada, cálmate...
—¿no ves que todo se está quemando, taeyoung? ¡nos vamos a morir!
—¡yo no voy a dejar que a ti te pase algo!
y en ese momento, mientras taeyoung protegía a seongmin de las llamas, la policía junto a un par de bomberos entraron a su rescate. los sacaron y hanbin corrió hasta ellos, abrazando con fuerza a seongmin.
—dios, dios... estás bien, estás bien.
—t-taeyoung me cuido... —decía con dificultad, le costaba mucho respirar por su cuenta.
—gracias, taeyoung.. vayan a la ambulancia, allá los van a atender.
los jóvenes fueron dirigidos hacia la ambulancia donde recibieron primeros auxilios y a medida que pasaba el tiempo, dongyun se desesperaba más.
¿por qué su hermano no salía?
—nos faltan dos estudiantes —le informaba serim a la jefa de la policía—lee hyeop y hwang yunseong.
—iremos por ellos de inmediato.
serim asintió, acercándose a allen quien tomó su mano y la apretó.
—todo estará bien... tranquilo —serim le sonrió.
—sí, sé que estará bien... porque estoy contigo.
allen le devolvió la sonrisa y desde la lejanía, woobin los miraba sintiendo la rabia apoderarse de su cuerpo.
serim definitivamente se las pagaría.
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—¡hyeop, detente!
—¡no me voy a detener!
—¡agh, malparido terco!
en un movimiento brusco, yunseong lo tomó del brazo y entre tanto forcejeo, cayeron al suelo.
—¡cuidado!
yunseong cubrió a hyeop de inmediato, evitando que se quemara. hyeop, por su parte, solo soltó un quejido y miró a yunseong.