UNA ESPADA

CAPÍTULOS 115 Y 116

CAPÍTULO 115 - ¿QUIÉN ESTÁ CONSPIRANDO?

Enormes rocas caían rodando como las lluvias torrenciales del verano.

Este era un valle largo y angosto. Al marchar o luchar, si uno necesitaba pasar por este tipo de terreno, el Comandante necesitaba pensar con cuidado para evitar encontrarse con una emboscada. Era solo que tal vez Su Alteza el Príncipe Xiao había cometido un crimen de guerra, así que sin importar a dónde fuera, incluso si era por asuntos privados de amor, tendría que encontrar sufrimiento como este sin ninguna razón aparente.

Jiang Nanzhen sacó su espada de su vaina y gritó: "¡Cuidado!"

Dentro del grupo, sin importar si eran discípulos de la familia Jiang o soldados de élite de la Familia Imperial, todos eran profesionales de alto calibre. Con sus frías y relucientes espadas en la mano, cortaron las rocas en pedazos más pequeños y los esparcieron por todos lados.

El carruaje se partió en dos. Ji Yanran saltó sobre el lomo de un caballo con Yun Yifeng en sus brazos. Crisopea Helada dio un largo relincho y galopó rápidamente hacia el valle para evitar las rocas que caían. El abrumador torrente de rocas que se abalanzó sobre ellos dejó polvo, grava y árboles rotos a su paso. Era como si una enorme sombra se hubiera depositado sobre ellos y cubriera el cielo, haciendo que la gente temiera que el valle estuviera a punto de llenarse de ellas.

"¡Su Alteza!" El caballo de Mei Zhusong resultó herido al tropezar hacia la zona de seguridad, "¿Está bien el Maestro de Secta Yun?"

"No estaba herido, solo asustado." Ji Yanran usó una mano para sostener a Yun Yifeng mientras miraba hacia arriba para inspeccionar la cima de la montaña y dijo con los dientes apretados: "¡Mátenlos a todos!"

-¡Como quieras! El grupo de soldados más cercano a ellos aceptó inmediatamente la orden, saltaron de sus caballos y comenzaron a trepar el muro de piedra como un grupo de ágiles monos. Todos desaparecieron en el bosque en un abrir y cerrar de ojos.

Las grandes rocas continuaron rodando. Presumiblemente debido a que la cantidad de polvo que se levantó a su paso fue demasiado, sus emboscadores no podrían ver nada y por eso pensaron que sería mejor asegurar sus muertes usando más rocas. Jiang Nanzhen instruyó a sus discípulos para que cuidaran a los miembros heridos de su secta antes de sacudirse el polvo de las mangas y decir: "Es muy probable que la Secta Qianqiu se haya enterado de esto y esté tratando de avanzar silenciando a la gente."

El lugar en el que se encontraban todavía estaba muy cerca de la ciudad de Jinfeng, por lo que la probabilidad de que eso sucediera era muy alta. Sin embargo, no todos tendrían el coraje de planear una emboscada e intentar asesinar al Príncipe Xiao. En este momento, a Mei Zhusong no le importaba en absoluto el análisis de Jiang Nanzhen sobre quién era el perpetrador. Rápidamente sacó un frasco de pastillas y le dio algunas a Yun Yifeng para tratar de frenar su conmoción y susto.

-Está bien. -Ji Yanran cubrió a Yun Yifeng con una capa y susurró suavemente-: Está lloviendo, eso fue solo un trueno.

Yun Yifeng todavía estaba en estado de shock. Pasó mucho tiempo antes de que preguntara: "Trueno, ¿se derrumbó el techo?"

Ji Yanran respondió: "Sí."

Yun Yifeng pensó aturdido: los artesanos ahorraron dinero al construir la casa. ¿Dónde vamos a vivir a partir de ahora? Además, ¿no significa eso que todas las cosas bonitas que se eligieron meticulosamente del mercado, las ollas, los cubiertos y el vino de ciruelas quedaron enterrados bajo los escombros?

En términos de la vida diaria, el derrumbe de la casa fue un evento importante. Yun Yifeng continuó frunciendo el ceño, preguntándose por qué tenía tan mala suerte. Otro 'bang' sonó detrás de él justo cuando quería decir que deberían regresar a la ciudad de Chunlin y aprovechar la oportunidad para ver cómo estaban Qingyue y Xing'er."