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[Freen]

Anoche fue una maravilla.

Becky es una cosita demasiado interesante, y adorable. Dios, en serio, es adorable. Cada vez que sus mejillas se teñían de rosa tenía el impulso de levantarme de mi asiento, tomar su rostro entre mis manos y besarla. Demasiado precipitado, si soy honesta. Hace un día que hablamos y ya me obsesioné con toda su existencia.

Nunca me han interesado mucho las personas, mi círculo de amigos se divide en mi madre, Faye y Yoko. Así que es un poco sorprendente que llegue esta chica, se cruce en mi camino y se convierta en todo en lo que puedo pensar. Es incluso aún más raro que luego de tres años jamás nos hayamos topado la una con la otra cuando ambas estudiamos en la misma universidad desde el inicio.

—¿En qué piensas?

La voz de Yoko me hace volver al presente.

Hoy no tengo clases, y mi amiga decidió saltárselas para venir a pasar el día en mi departamento. Sé que algo no anda bien, de algún modo, últimamente no parece ser ella misma; habla menos, sonríe menos. Solo por eso me pareció buena idea aceptar su propuesta de estar juntas por hoy.

—Nada en particular —le digo— ¿Qué hay de ti?

Se me queda viendo, como si no comprendiera lo que pregunto.

—¿Qué hay conmigo?

—¿No vas a decirme qué es lo que te pasa?

Noto la postura que toma su cuerpo, completamente tensa.

Yoko es demasiado abierta en cuanto a sus emociones, siempre que está triste, feliz o enfadada, se nota, yo lo noto.

—No me pasa nada, Freen —aparta su foco de mí y lo enfoca en las manos sobre su regazo.

—Sé que te pasa algo, te conozco.

—¿De qué estás hablando? —finge reírse, se levanta del sofá y camina en dirección a la cocina—. Iré a ver la comida que dejé sobre la estufa.

Me levanto y la sigo.

Yoko y yo tenemos una relación extraña. Por mi parte, nunca he sido una persona expresiva con ella, ni mucho menos cariñosa, por su parte, ella es todo lo contrario. Pese a que en ocasiones su energía hiperactiva es demasiado para mí, Yoko es la única persona a la que imagino a mi lado, incluso en mi vejez. Con eso en mente, me es inevitable fingir que no me doy cuenta de la actitud evitativa que tiene justo ahora, porque ella jamás es así, no conmigo.

—Yoko —le hablo a modo de advertencia.

Se da la vuelta y me mira de frente.

—Freen —se burla de mí.

No sonrío, no le sigo el juego.

—Estoy preocupada, en serio lo estoy —suelto un suspiro—. Siento que algo ha cambiado en ti, no eres —tomo una pausa—... desde que me dijiste que te irías al extranjero hace tres años supe que algo no iba bien.

Mis palabras le borran la sonrisa de la cara, mas no me detengo.

—Teníamos planes de irnos a vivir juntas y de un momento a otro decidiste mudarte. Ni siquiera... ni siquiera me dejaste asimilarlo. Sin embargo, lo acepté, no hice preguntas porque dijiste que no pasaba nada —la veo directo a esos ojos que poco a poco se humedecen. Mi corazón se contrae de dolor—. Pero ahora —levanto mi mano para señalarla—, te veo y es como si... como si no fueras la Yoko ruidosa que conocí de joven.

Se queda en silencio por un par de largos segundos.

—... ya no tengo dieciocho años, Freen —rompe el silencio y el contacto visual—. Pasaron muchas cosas en tres años, una de ellas es que maduré, no puedes esperar a que siga siendo la misma niña molesta que conociste en el pasado.

Todo De Mi | FreenBeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora