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< chapter 10: Ayuda >

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La luna brillaba en lo alto, su luz plateada filtrándose a través de las cortinas de la habitación de Scorpius. Era un resplandor frío, que contrastaba con el calor de su cuerpo, envuelto en una manta que apenas podía proporcionarle consuelo. En la penumbra, su mente se agitaba, llena de pensamientos oscuros y recuerdos engañosos que lo atraían hacia la adicción que había intentado dejar atrás.

Había pasado un tiempo desde que Scorpius había tomado la decisión de alejarse de las sustancias que lo habían dominado. Con la ayuda de algunos terapeutas y el apoyo de sus amigos, había comenzado a sentir que el peso de su adicción se levantaba, aunque fuera un poco. Sin embargo, en el fondo de su corazón, sabía que las sombras nunca desaparecen por completo. Eran como ecos de un pasado al que, lamentablemente, aún estaba atado.

El sabía que había vuelto a caer. Y esa noche los recuerdos se primer encuentro lo abrumaron.

Cada día era un acto de equilibrio. En Hogwarts, las risas de sus compañeros resonaban por los pasillos, y las conversaciones despreocupadas llenaban el aire. Theodore y Draco, eran su refugio, pero también una fuente de presión. Scorpius se esforzaba por mantener su fachada, sonriendo y participando en las charlas, mientras su mente se debatía entre la euforia de la risa y el abismo de la desesperación.

El almuerzo en la Gran Comedor era un punto crítico. Mientras los otros estudiantes se servían comida y compartían historias, Scorpius se sentaba en la mesa de Slytherin, sintiendo que cada bocado que daba se convertía en un recordatorio de su lucha interna. La comida ya no tenía sabor. Su estómago se revelaba, pero no podía permitirse mostrar debilidad. Tenía que ser fuerte, al menos frente a ellos.

—¿Qué te pasa, Scorp?—preguntó Draco un día, levantando la vista de su plato. —Pareces distante.

—Solo cansado—respondió Scorpius, forzando una sonrisa que no alcanzaba sus ojos. La verdad era que cada noche se convertía en un campo de batalla. Se despertaba en medio de la noche, bañado en sudor y con el corazón acelerado, luchando contra los demonios que lo acechaban en la oscuridad.

Una tarde, después de clases, todo cambió. Scorpius se encontró con una antigua amistad que había tenido. Era un chico que había estado en la misma espiral de autodestrucción, pero que había encontrado un camino de regreso. En un momento de debilidad, Scorpius aceptó una pequeña bolsa que le ofrecieron, una muestra de lo que había dejado atrás. “Solo una vez más”, se dijo a sí mismo. “No le haré daño a nadie.”

Sin embargo, esa decisión fue el primer paso hacia su caída. La euforia inicial fue abrumadora, llevándolo a un estado de felicidad que no había sentido en meses. Los colores del mundo se intensificaron, las risas de sus amigos resonaban como música celestial, y por un instante, se sintió libre. Pero la libertad era efímera y, al caer la noche, la realidad lo golpeó con fuerza.

𝐈 𝐂𝐀𝐍'𝐓 𝐂𝐀𝐑𝐑𝐘 𝐓𝐇𝐈𝐒 𝐀𝐍𝐘𝐌𝐎𝐑𝐄; Ginny Weasley ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora