Capítulo 3

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Rose tuvo que irse al trabajo nuevamente por una emergencia, Albert tomó la oportunidad y camino rápidamente a Soviets Spray. Eran las 05:06PM, por lo tanto Anthony terminaría su turno en 9 minutos. Camino más deprisa, llegó y paso de inmediato la puerta de cristal, adentro estaba más cálido. Anthony se encontraba reclinado aburridamente en una silla con lo pies arriba del mostrador, desvió su vista de su libro de autoayuda para ver indiferente al nuevo cliente, sus ojos se iluminaron cuando vio a Albert. Se sentó correctamente y dejó el libro en su regazo.

-Hey, Albert.

El joven le saludó con una seña junto con una sonrisa radiante. Escribió.

"Un chicle, por favor"

Cuando Anthony leyó el papel Albert ya había dejado el dinero en el mostrador. Sonrió y atendió su pedido dándole el cambio y el chicle. Albert abrió el chicle y tomo la mitad, la parte restante se la ofreció a su amigo pero esté la rechazó cortésmente.

Duraron unos minutos dialogando, uno de ellos con palabras y el otro con letras. Cuando esté termino su turno se dirigieron a la casa de Anthony,, era un pequeño apartamento completamente limpio y el refrigerador lleno, raro en el caso de un soltero como él, pero como recientemente estaba luchando contra el mundo de las drogas hizo el esfuerzo de desarrollar hábitos productivos que lo mantenían concentrado en otras cosas.

Jugaron videojuegos y Anthony pidió una pizza, jugaban tratando de rebasarse con los autos a toda velocidad, Albert no podía evitar pensar en cómo sería su vida sin todas esas cosas, y pensó lo difícil que sería vivir en un lugar que no recuerda en un lugar que no conoce.

En el momento Anthony pauso el juego, cuando Albert se volvió con curiosidad la mirada del hombre era preocupada, dejó el mando en la mesita de la sala de estar.

-¿Te sucede algo?

Alber disimulo y arqueo una ceja.

"No, ¿por qué? "

-Eres mucho mejor en los videojuegos que yo, estás perdiendo. -Su mirada era más de un hermano mayor preocupado-. Te está sucediendo algo. -afirmo-.

Albert trago grueso y dejo su mando en la mesita, tomando una porción de pizza y dándole un mordisco. Masticaba escribiendo.

"No me sucede nada, sigamos jugando"

El adolescente volvió a tomar el mando y espero que Anthony hiciera lo mismo, disimulando que no había sucedido nada.

-No volveré a jugar si no me dices que te sucede. -aseguro aun viendolo-.

Tomo la última porcion de pizza y le dio un mordisco antes de seguir hablando.

-Se que llevas meses sin hablar, pero hoy estas distraído hoy.

Albert se comió su porción de un sólo mordisco, pensó que quizá esa sería la última vez que lo vería, tenia que disfrutar que tenia un amigo en el cual conseguir consuelo. Escribió.

"Me iré."

El chico se quedó atónito al leer eso, su manzana de Adán subio y bajo ante lo que tal vez significaría eso. Anthony contaba con diecinueve años, un ex drogadicto que de vez en cuando recaía, sus padres lo habían menospreciado cuando entró en el mundo de las drogas a los catorce años, a los dieciséis huyo de casa y se independizó aunque trató de rehacer su vida millones de veces en muchos pueblos, pero las personas siempre se m asustaban cuando veian las picaduras en su brazo, ellos siempre pensaban que él los insitaría a probar la vida de mierda que eran los vicios.

Por lo tanto siempre terminaba sólo, sin nadie que lo comprendiera o apoyará, pero una tarde conoció a aquel chico extraño en ese horrible grupo de apoyo, cuando le tocó su turno de hablar no hizo nada más qué hacerle preguntas estúpidas a la consejera, bromeó con ella frente a todos y causó muchas risas, en ese momento era la primera vez en mucho tiempo en el que Anthony no se reía.

Jugando con la sombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora