5.- La(s) foto(s) en él celular de Taehyung

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La vida de Jungkook no había vuelto a ser la misma después del cumpleaños de Taehyung. Y mal que le pese a Hoseok, no era por un extraordinario poder de sus besos sobre él. Lo que había cambiado, no era un cambio realmente; más bien un reencuentro, de Jungkook con quien siempre había sido, con quien ya nunca podría dejar de ser. Ahora que se conocía de ese modo, sin máscaras ni mentiras, que sabía quién era y cómo se sentía, era imposible volver a hacer de cuenta que era otra persona.

Era raro, porque Jungkook había sido "Jungkook" toda su vida, o eso creía. Había sido el tipo que se acostaba con chicas y que de vez en cuando presentaba una novia a la familia, y nunca se había sentido realmente como un personaje. No era como si no acabara viendo a mujeres rogando ser folladas en porno de todas formas; no era como si decirle a su novia del momento que la amaba le hacía sentir culpable.

Y sin embargo ahora que sabía, miraba atrás todo eso y se sentía como una farsa. Como si en verdad, siempre hubiese habido dentro de él una vocecilla que lo acusaba de traidor, pero que él solo era demasiado terco para escuchar.

Lo peor de todo no era eso, aquel reencuentro inesperado, aquella repentina sensación de sinceridad...

Era Taehyung, y el modo en que Jungkook nunca había notado lo mucho que le hacía feliz. Era Taehyung con sus perezosos buenos días y sus desayunos elaborados y aquella manía de ensortijarse los rulos mientras estudiaba en el comedor. Era el modo en que todavía lo tocaba, como si nada -como si el reloj no se parara cada vez que lo hacía-: en que ponía la mano sobre su cintura antes de saludarlo y como al quitarlas a Jungkook le quedaba una sensación de quemazón, que vibraba. Era como la vocecita, eso, también. Siempre había estado allí, pero Jungkook no había querido oírlo.

Así que Jungkook, que nunca había sido bueno para enfrentar los problemas, se había decidido por guardar su secreto, evitar a Taehyung, y mantenerse a años luz de distancia de las bragas. Todo había empezado allí, Jungkook lo sabía. Quizá no precisamente en la despedida de soltera de la amiga de su mamá, porque estaba Soobin, su compañero de jardín, que -pensaba Jungkook ahora había sido su primer amor, pero si no hubiese sido por ese día, por ese comentario, por esas pícaras sonrisas, Jungkook jamás hubiese hecho nada al respecto.

Hoseok decía que estaba siendo demasiado dramático, y con franqueza, ligeramente ofensivo: no se trataba de algo malo. Y era cierto, Jungkook entendía eso, que era el Siglo XXI y que ser gay no es ni mejor ni peor que ser heterosexual; no era un troglodita ni nada por el estilo.

Pero es que no tenía idea de quién era, y eso sí era grave. No sabía absolutamente nada de sí mismo salvo que estabaestaba perdidamente enamorado de su mejor amigo, y nada bueno podía salir de eso.

Un mes después del beso, Jungkook estaba preparando tragos detrás de la barra, mientras Jin tocaba la guitarra para Hoseok en el escenario. Un par de chicas estaban coqueteando con él, y Jungkook sólo sonreía amablemente e intentaba hacer de cuenta que no lo notaba, porque ya no sabía cómo reaccionar siquiera a eso-como rechazarlas gentilmente sin terminar escupiendo "soy gay" ante la primera oportunidad.

Su teléfono sonó cuando estaba cobrándole a un tipo barbudo y con remera de banda de rock, así que recién pudo atender cuando el ringtone llegaba al estribillo.

-Jungkook -escuchó del otro lado de la línea. No había tenido tiempo de leer el nombre en la pantalla, pero reconocía la voz de Taehyung, grave y húmeda, del otro lado. Sobre todo, reconocía la voz arrastrada al final, la pereza al hablar que era un signo indiscutible de su borrachera.

-Hey, TaeTae-gritó para hacerse oír sobre la música-, ¿qué pasa?

Apenas oía la música del lugar y el murmullo interminable a su alrededor. Del otro lado, nada. Se disculpó al pasillo un segundo, y protegido del ruido por la pesada puerta de madera, acercó el oído al teléfono. Seguía sin oír nada, más que el eco ahora lejano del bar.

Bonito para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora