Capitulo 10

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Gina

+MOMENTOS ANTES+


—Entonces... —volteo y no veo a Gretel a mi lado— vaya, me he perdido al parecer —pienso y empiezo a caminar admirando todo a mi alrededor. Supongo que no me lo debería tomar tan tranquilamente, pero confía en que me encontrarás.

Volteo unos breves momentos, pero son suficientes para chocar con alguien y caer de pompas al suelo. Me quejo y me sobo; la persona con la que me choqué me ofrece la mano.

— ¿Te encuentras bien? —tomo su mano y me ayuda a levantarme, asintiendo con la cabeza en contestación.

Veo que no suelta mi mano y que me analiza.

No sé si sentí mi mirada, pero rápidamente se disculpó.

—Discúlpame, es que me recordaste a alguien de mi pasado. No sé si te suene o puede que por cómo van las cosas ya hayas escuchado de él —pasa su mano libre por su cabello platinado—. ¿Te suena el nombre de Soler? —su mirada es tan penetrante y la pregunta tan repentina hace que todo mi cuerpo se tensa—. Tu traje es muy similar al que usaba en aquellos tiempos —suelta mi mano—. Lo lamento, no debería agobiarte, quizás es solo una coincidencia —se da la vuelta y una corriente de aire pasa entre los dos, moviendo ligeramente su cabello y haciendo que las siguientes palabras que sueltan suenen por lo bajo—. Gretel, ¿dónde estás? —al escuchar su nombre, mi cuerpo involuntariamente se mueve hacia él y le toco el hombro para llamar su atención; Él me mira intrigado.

No sé qué está pasando o cómo fue que lo hice, pero...

—¿Conoces a Gretel? —mis palabras logran ser escuchadas por el hombre.

—Sí, ¿y tú?

Asiento con la cabeza y veo cómo sus ojos se iluminan.

— ¿Entonces ella está aquí? —asiento con la cabeza, sus ojos muestran ternura y alegría; me extiende el brazo y yo, dudosa, lo miro—. Acompáñame, por favor —mi cuerpo sigue reaccionando por sí solo, así que tomo su brazo.

Caminamos un largo rato por las calles; Finalmente nos detenemos frente a un edificio. El hombre del cual aún desconozco su nombre, todo el tiempo mantiene un porte y una gran amabilidad.

Al entrar al edificio, pude apreciar que era hermoso por dentro y por fuera; los pisos y paredes eran muy brillosos, y el material lograba hacer que pudiera ver mi reflejo en cada lado. El hombre tomó mi brazo y me guio por los pasillos y escaleras; repetimos el procedimiento de sanitización.

Paramos enfrente de una puerta que contrastaba con los demás del edificio. Era una puerta negra con una perilla y un panel; el brillo que desprendía era elegante, y los pequeños detalles dorados en lugares estratégicos la hacían resaltar aún más. Él me dio un pequeño empujón en la espalda para indicarme que debía pasar.

Al entrar, el interior también era elegante, blanco con negro, y las dos grandes ventanas cubiertas por una delgada cortina blanca eran lo que más llamaban la atención al entrar. El lugar es hermoso, tan pacífico, con tanta luz, elegante, sin nada fuera de lugar, y eso es lo que me puso la piel de punta.

— ¿Te encuentras bien? —reaccioné y miré a mi lado donde estaba este sujeto, de pie con dos tazas de té en las manos.

—Sí, solo estaba admirando la bella casa que tiene —intento sonar natural.

—Agradezco el cumplido, vamos —ladea la cabeza para apuntar a la sala que hay unos pasos más adelante. Él se sienta y yo imito su acción, coloca las dos tazas de té en la mesa del centro, acercando una a mí.

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⏰ Última actualización: Sep 26 ⏰

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