Whent The Light

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Whent The Light

Tres semanas luego de conocer a Rafayel.

—Te lo compensaré, ¿está bien?

—Sí, sí. No te preocupes, Phoebe. Es tu día libre, disfrútalo.

—Eres mi ángel.

No pude evitar sentirme feliz ante el cumplido de Phoebe. Ella trabajaba sin descanso, merecía dormir hasta la hora que quisiera y simplemente no hacer nada.

¿Su único obstáculo?

Un pintor caprichoso.

Claro, la idea de tomar la carga por ella no había sido mía; fue mi jefe secreto quien me ordenó llamar a Phoebe, hacerme la boba y prestar mi tiempo libre.

Por supuesto, yo también quería descansar en mi casa, ver la televisión, comer frituras y esas cosas. Pero mi trato con el demonio era mi trato con el demonio.

Phoebe se merecía un respiro, yo podía descansar luego, al menos estábamos de acuerdo en eso.

—Si es grosero, no le hagas caso ni te ofendas.

—No te preocupes, Phoebe. Solo tengo que llevarlo a su casa, ¿no?

Luego de desearme suerte, colgó.

No podía decir que no estaba nerviosa; era la primera vez que estábamos a solas. Antes, los demás estaban allí para poder pasar desapercibida.

Dando vueltas en el patio del hospital, pude divisar su figura llamativa. Su cabello brillante, ropa fina y, por supuesto, su aura de celebridad. Se encontraba recostado en un banco, mirando a lo lejos. Me dirigí hacia él, pensando en cómo presentarme.

Me aclaré la garganta con la mente en blanco. No se me ocurría nada.

Los hombres guapos eran una de mis debilidades.

—Estoy temporalmente ciego, ¿sabes? No estoy sordo y mis otros sentidos están funcionando... ¿Eres Nina? ¿No?

Me sorprendió que supiera que era yo. ¿Cómo lo hizo?

—¿Cómo lo notaste?

La esquina de sus labios rosados se estiró en una sonrisa juguetona.

—Por supuesto que lo sabía, soy genial, siempre lo sé todo, aunque no pueda ver.

No sabía qué decir, así que simplemente suspiré insatisfecha.

—Estaba bromeando. La señorita guardaespaldas llamó hace un rato.

—...Ya veo.

La situación era incómoda. Rafayel se levantó para estirar una bolsa que colgaba de su dedo. Extendí la mano y la tomé.

—Mi médico anotó cómo y cuándo tomar estos medicamentos en mi receta. Me dijo que le pidiera a un familiar que me lo leyera.

—Claro, lo haré enseguida.

Empujé mis anteojos sobre el puente de mi nariz para buscar la receta y leerla.

—Ah, ah. Señorita niñera, ¿pensabas leer eso aquí mismo?

—¿No debería?

Rafayel soltó una risita ligera, sus ojos desenfocados parecían que podían ver mi rostro confuso.

—Luego, de verdad. ¿Qué cosas malas te contó la señorita guardaespaldas para que quieras deshacerte de mí tan rápido?

Inmediatamente le respondí.

The Thread Of Destiny [Rafayel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora