Heartfelt Game

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Heartfelt Game.

—No puede ser. ¿Eres una especie de genio? —se quejó Tomás, rascándose la barbilla, con una expresión de incredulidad.

Le mostré mi sonrisa más descarada, Sentí una oleada de satisfacción al ver su sorpresa.

—No importan los halagos. No tendré piedad, Tomás —
le dije, con un brillo desafiante en mis ojos mientras tomaba las tarjetas de gatitos para volver a repartirlas.

Este famoso juego de Linkon City era uno de los minijuegos de Love and Deepspace. En ese momento no me gustaba mucho, pero en este mundo, los minutos perdidos en mi antigua vida valieron la pena. El ambiente a nuestro alrededor estaba lleno de risas y murmullos mientras los empleados de la galería continuaban con su trabajo.

Nadie podía ganarme. Era la reina invicta.

Si no fuera por la mirada helada de Rafayel, estaría haciendo algún ridículo baile de la victoria.

—Ustedes dos hacen mucho ruido al jugar con esas cartas, molestan a los empleados —dijo Rafayel, con su tono mas despectivo, mientras miraba al personal de la galería que estaba empacando materiales.

Pero mis compañeros de trabajo no parecían molestos. Todo lo contrario, no dejaban de mirar de reojo a los gatitos Evol con una sonrisa divertida.

—Son lindos, no nos molestan —dijo uno de los chicos, sonriendo.

Tomás y yo miramos a Rafayel, esperando su respuesta.

Sin ningún tipo de vergüenza continuó.

—Lo que quiero decir es que estoy a punto de empezar a pintar ahora. Me molestarán —Rafayel cruzó los brazos, su ceño fruncido mostrando irritación.

¿Porque era tan lindo con puchero?

Tomás tomó sus cartas, mirando con atención, un brillo competitivo en sus ojos.

—Aquí no hay lugar para que pintes. Se han acumulado muchas cosas debido a las renovaciones del edificio de al lado —le dijo a Rafayel arrastrando las palabras, buscando espantarlo.

Inflando las mejillas rojas, Rafayel no se dejó abatir.

Buscándole la quinta pata al gato, como diría mi abuelita.

—Puedo pintar afuera. La iluminación es buena allí —
Murmuro con determinación, su mirada fija en Tomás.

Sin perder el ritmo, Tomás contraatacó.

—Son las dos de la tarde. Tu lienzo estará caliente después de un rato en el sol. Y tú mismo podrías sufrir un golpe de calor— sin mirarlo le advirtió, moviendo una carta con un gesto decidido.

Tomás comenzó la partida con un movimiento determinado. Con una sonrisa astuta por su elección, me detuve para hablar con Rafayel, viendo la tensión aumentar entre ellos.

—¿No tienes nada que hacer? ¿Quieres jugar? —le ofrecí, tratando de suavizar el ambiente y su mal genio.

—No, estoy bien. Ese juego es tonto —respondió Rafayel, con un tono compungido.

Un gatito intentó acercarse a la mano de Rafayel sobre la mesa, pero él la alejó a la velocidad de la luz, su expresión cambiando brevemente a una de pánico.

Apreté los labios para evitar reír. La fobia que tenía por los gatos era tan linda de ver en la vida real. Verlo de esa manera me hacía sentir una mezcla de ternura y diversión.

—Déjalo, si está aburrido puede jugar con su teléfono... ¡Doble! —dijo Tomás triunfante, moviendo sus cartas con un gesto rápido. Me crucé de brazos, pensativa.

The Thread Of Destiny [Rafayel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora