Ocean At Night

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Ocean At Night.

La brisa salada del mar me hacía picar la nariz, por lo que pasé mi antebrazo por el rostro. No fue lo más inteligente usar un vestido para visitar a Rafayel. A cada paso que daba, el frío se colaba por los pliegues de la tela, haciéndome castañear los dientes.

Mis mejillas se sonrojaron avergonzadas al pensar en todo el tiempo que pasé domando mi cabello en una cola de caballo alta, más o menos decente, y pensando en cuál de mis vestidos podría sorprender a ese hombre.

¿Para qué? ¿Para terminar congelada?

No podía entenderme.

Mis dientes no dejaban de castañear de frío mientras caminaba alrededor de la inmensa casa hasta ver la figura alta, delgada y majestuosa de Rafayel parada en la orilla.

Brillaba con el reflejo de la luna en el océano, como una estatua de mármol perfecta.

Ah, justo cuando pensaba que había superado el efecto catastrófico que Rafayel causaba en mi sistema. Tenía que sacar más hermosura de alguna parte.

¿Todos los Lemurianos era así de bellos?

Al acercarme, Rafayel se giró, mostrando la cámara fotográfica que sostenía en sus manos. Sus ojos, de un azul más oscuro de lo normal, me miraron con una mezcla de sorpresa y diversión.

—Has llegado antes de lo que esperaba. ¿Estabas tan ansiosa por verme?

Mi corazón dio un vuelco. Ignorando su comentario, me acerqué un poco a su costado, sintiendo su presencia como un imán.

—¿De qué estás tomando fotos?

Rafayel se acercó aún más a mi lado, tanto que su calor se filtró en mi helada piel, haciéndome muy consciente de su presencia.

Sus dedos ampliaron las fotografías en su cámara, y pude ver las imágenes con mayor claridad.

—Vi unas luces parpadeantes en el océano desde la ventana de mi habitación. Pensé que era una especie de fuego fatuo. Así que tomé fotografías y las amplié. Parecen bolas de luz flotando sobre el mar. Qué extraño.

Miré el lugar donde había tomado sus fotografías, recordando la principal razón de estar en este lugar.

Mi mente trabajaba frenéticamente, buscando una forma de despertar su interés.

—Son linternas marinas. Es la noche anual de linternas marinas en Whitesand Bay.

Le dije mirando mis zapatillas enterradas en la arena, haciéndome la tonta. No quería parecer demasiado ansiosa, aunque el frío me hacía saltar de un pie al otro.

Rafayel se quedó en silencio por un momento, su expresión difícil de leer. Luego, con un suspiro, se giró con gracia, caminando de regreso a su hogar, con el rostro inexpresivo.

—Oh... una falsa alarma entonces. Estoy regresando.

—¿Por qué no te quedas un rato más? —sugerí.

Sabía que no solía pedirle cosas así, y la vulnerabilidad en mi tono me hizo sentir incómoda.

Rafayel se detuvo en seco, volviendo su mirada hacia mí. Su expresión cambió, mostrando una mezcla de sorpresa y algo que no pude identificar del todo.

Pero luego, casi como si se arrepintiera de mostrar alguna emoción, su rostro volvió a ser una máscara fría.

—¿Y qué sentido tiene? —dijo, su tono distante—. No es como si me importaran estas cosas.

The Thread Of Destiny [Rafayel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora