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Un mes después...

El aire resoplando con fuerza, provocando que el cabello de la chica se moviera de manera brusca, Lidia contemplaba el océano mientras que Mirko veía su espalda.

Mirko se acercó con cuidado hasta ponerse a un lado de la pelinegra, quien solo miró de reojo.

-¿Estás nerviosa?-preguntó inesperadamente, rompiendo el silencio entre ellos dos.

-Realmente un poco, nunca me imaginé esto -respondió Lidia manteniendo la mirada baja.

-Si te entiendo, me paso lo mismo: salir al la mar con personas que no conoces, pero sabiendo que serán importantes a futuro.

Lidia alzó la mirada para girarse a ver a Mirko. El chico ya la estaba viendo y le regaló una sonrisa.

-Tienes razón -respondió dándole la razón a Mirko-Por cierto, ¿cuándo llegaremos a la próxima isla?

-Llegaremos en la noche, para explorar el lugar y poder embarcar ahí.

-Solo hay que esperar, vamos a ayudar a Giulio.

El chico asintió aceptando, se dirigieron a la cocina en que podrían ayudar a Guilio, pero al entrar ya se encontraba todo listo: la comida en la mesa. El aroma de la comida perfumaba el lugar. Al olerlo, le rugió el estómago a Lidia. Giulio al verla, fue directo a ella.

-Lidia, la comida está lista, debes estar hambrienta -dijo con una sonrisa coqueta quitándose el delantal de la cintura.

-Gracias, Giulio-agradeció con un tono de voz tierna.

El cocinero salió de la cocina para avisar que la comida estaba lista.

-Animales a comer-gritó.

Todos se dirigieron a la cocina con una gran sonrisa de solo oír comida, cena o desayuno. Estando toda la tripulación en la mesa, Cannon sacó de su gabardina una carta y se la arrojó a Mirko. Al abrirla, cambió la expresión de su rostro a asombro. Lidia lo miraba con curiosidad de qué dirá esa carta para que se ponga así, será bueno o malo.

-Capitán, tenemos por fin el paradero de Barba roja.

Antes de hablar, Cannon fue interrumpido por la pelinegra.

-¿Quién es él?

Hubo un momento de silencio en la habitación, entendía Cannon que ella no sabía sobre esto.

-Lidia, eres nueva, debes saber sobre este tema porque al saber aquella ubicación podremos ganar, pero antes de eso debes saber quién es el viejo decrépito. Barba roja es uno de los mejores piratas, es uno de los cuatro gobernantes del mar como: barba negra, alwilda la vikinga y la tigresa bretona, gracias a ellos se comenzó la era de la piratería. Pero ahora, Barba roja se está aliando con una tripulación desconocida. Secuestraron a una persona, la cual tiene un libro sobre una piedra misteriosa, quien la porte le dará habilidades desconocidas nunca vistas en este mundo. Esto lo supimos por Tristán.

Lidia escuchaba atentamente al capitán, ella nunca había escuchado de aquellos piratas, le sorprendió que de esos cuatro, dos de ellos, son mujeres. Sabía que esto iba a ser una lucha grande para obtener ese libro o, más bien, encontrar esa persona de donde se origina.

-¿Qué planeas hacer, Capitán? -preguntó Valentino.

-Uno de nosotros entrará como subordinado de esa tripulación, se debe ganar la confianza de los integrantes y capitán para obtener la información que necesitemos, para obtener ese libro primero antes de que otros piratas nos ganen, pero deben ser muy sigilosos para no ser descubiertos y no nos maten-hablaba tan serio y decidido de sus palabras.

-Me gusta la idea, pero la mayoría de nosotros nos reconocen por los boletines de recompensa por nuestras cabezas -Carlo comentó algo que nadie traía en mente.

-¿Tienen precio sus cabezas? -preguntó sorprendida-, ellos son importantes en este mar.

-Cannon es de 30 millones, Mirko de 25 millones y Valentino es de 15 millones y eso pasó por saquear un pueblo.

Cada uno sabía el riesgo que, si eran vistos, podrían ser capturados y morir en la horca.

Cannon, observó a Lidia, sabía que ella sería la que iba a entrar con esos piratas, nadie la ha reconocido aún como nueva integrante, aparte tiene una belleza sin igual que nadie sospecharía de ella.

-¿Lidia, en verdad confías en mí?-murmuró Cannon, tomando su mano.

-Quizá llevo poco tiempo aquí, pero no lo dudes, capitán -apretó un poco fuerte la mano asegurando su palabra.

-Lidia, necesitamos que te unas a Barba Roja, nos informarás cada paso que él dé. Hasta que tengas ese libro, volverás a este barco, ganaremos mucho dinero o hacernos más fuertes.

Al escuchar aquella petición por parte de él, esta iba a ser la primera vez que se involucra algo enorme. Sintió encima de ella las miradas de los chicos, se sentía algo forzada, pero si no toma el riesgo de la vida cuando se terminará lo de ser cobarde e insegura de ella misma.

-Lo haré, chicos -aceptó sin ningún rodeo.

Ellos se emocionaron al recibir una respuesta positiva. Cannon, sacó una botella para celebrar que todos se sirvieron rom, menos. Ella solo se divertía viéndolos hacer tonterías, se sentía bien con ellos, por fin tenía un hogar, pero ahora iba a ver unos cambios que abandonarán pronto a sus compañeros.

.....

Los chicos amanecieron con resaca, pero aun así se dirigieron al reino de Vaedran, para comenzar el plan. Tardaríamos mínimo una semana para llegar. Sin embargo, los chicos decidieron enseñarle a Lidia cómo defenderse tanto como usar un arma. Quien se encargó fue Valentino, ya que tiene más experiencia. Los días pasaban y había un buen progreso con ella. El arma que manejó con mayor facilidad fue el arco y la flecha, al tirar temblaba esas manos huesudas.

-Respira hondo, solo enfócate en el objetivo, no tiembles, porque puedes matarnos a unos de nosotros por una flecha perdida -susurró Valentino al oído de Lidia.

Al soltar la flecha, dio su punto a la manzana, la que tenía Mirko en la cabeza. Él temblaba de miedo a que fallase, pero al no sentir el pequeño peso en su cabeza, abrió los ojos y gritó de emoción.

-Lidia, le atinaste -corrió abrazarla, ella correspondió, dieron brinquitos de emoción.

-Ahora soy invencible-dijo la chica.

Valentino ríe a carcajadas por las palabras, ella le lanzó una mirada de enojo, pasó a lado suyo, dándole una palmada en la espalda. Lidia logró que Valentino la aceptara como su compañera.

-Ya me estaba acostumbrando a verte todos los días, ahora te vas de nuestro lado-exclamó mirko sentándose en el suelo, sacando una cajetilla de cigarrillos de su bolsillo de su pantalón.

-Regresaré pronto, jamás dudan de mí- regaló una sonrisa.

-¡HEMOS LLEGADO! -gritó Piero, avisando que han llegado al Reino de Vaedran.

Al escucharlo, todos se reunieron en el camarote de Cannon para poder hablar de lo que se aproxima.

TINTA Y TESOROS: EL VIAJE ÉPICO DE LIDIA MORGANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora