1. Aires de grandeza

739 35 4
                                    

Victoria

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Victoria

El abrasante calor de Barcelona llevaba dos semanas haciéndome la vida imposible. En los últimos días se registraron temperaturas históricas para la ciudad, llegando incluso a los cuarenta grados. Para una chica acostumbrada a los fríos climas alemanes, ese gran cambio no me estaba haciendo ningún bien. Al menos solo era por el resfriado que llevaba días soportando, porque mi piel estaba muchísimo más bronceada que cuando vivía en la capital germana.

Caminaba hacia la ciudad deportiva mientras veía a varios aficionados del equipo ir para allí también. Normalmente, eran muchos los que esperaban que los jugadores pasasen con sus carísimos vehículos por la entrada al aparcamiento para poder hacerse una foto o que su ídolo le firmase una camiseta o cualquier otro producto de merchandising del club.

Me desvié hacia la entrada para staff y personal para evitar la pequeña masificación de gente que se provocaba en la puerta del parquing. Mientras, abrí mi pequeño bolso negro para sacar la acreditación que marcaba que trabajaba para el equipo masculino de fútbol del Barcelona como fisioterapeuta. Todavía no habían podido personalizármela, ya que el equipo recién ha empezado a preparar la temporada y están bastante liados haciendo cientos de acreditaciones. La de mi tío llegó a ayer, por lo que la mía no debería retrasarse mucho.

Una vez llegué a la puerta, piqué al telefonillo y me abrieron la puerta. Caminé un poco hasta llegar a la puerta principal. La abrí y pasé mi acreditación por el lector, ya que llevaban un código QR para hacerlo todo más rápido y sencillo. Una vez dentro, fui directa a mi vestuario para cambiarme.

–¡Vic! – exclamó Hansi, mi tío, al verme.

Esbocé una sonrisa y me acerqué. Nos abrazamos y comenzamos a caminar hacia mi vestuario.

–¿Cómo estás? – preguntó mientras subíamos unas escaleras –. ¿Has conseguido dormir bien con el calor?

Asentí.

–Terminé poniendo un ventilador. Me ha salvado la vida esa compra. ¿Por qué no me has despertado?

Vivía con mi tío y su esposa, Adelaine, en una casa no muy lejos de la Ciutat Esportiva Joan Gamper, donde trabajábamos la mayoría de los días de la semana desde que llegamos a la ciudad catalana. Habitualmente veníamos juntos en coche, pero aquel día no me despertó y vino solo.

–He venido una hora antes, teníamos una reunión urgente con Joan – el presidente del equipo – para concretar un fichaje nuevo.

–Oh. ¿Le conozco? – pregunté con curiosidad.

Por mucho que interactuase con futbolistas, no solía saber mucho sobre ellos. Para mí eran pacientes, no me interesaba la posición en la que jugaban, de donde venían o cuantos millones valían. Me preocupaba solo por la salud de las personas.

En ocasiones anteriores, cuando mi tío estaba como seleccionador de nuestro país de origen, si que me molesté un poco más en conocer al conjunto de hombres que defenderían los colores del país en los partidos que tenían que disputar.

DREAM TEAM SERIES | FutbolistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora