Llegamos por la noche al hotel agotados. Tantas horas de vuelos y demás acabó con toda nuestra energía. Aunque estaba entusiasmada por recorrer la ciudad con la que tanto soñé, las ganas de descansar no me las quitaba nadie. Dejamos las maletas en nuestras habitaciones: una para mis padres, otra para Robin y otra para mí.
Mi cuarto tenía vistas a la ciudad. De fondo, se podía observar un par de puntas de las pirámides que visitaríamos al día siguiente, así informó mi padre en el taxi desde el aeropuerto al hotel.
Me duché con rapidez para bajar a cenar lo antes posible. Estaba agotada y me moría de hambre. El hotel era bastante pijo, tal y como a mi padre le encantaba. El lujo y él eran uno solo. Por lo que, cuando me duché y salí para cambiarme, me puse lo más elegante que tenía. No era lo más de lo más, pero para ser yo no estaba mal. Un vestido largo, muy ceñido al cuerpo y con estampado de leopardo. Muy de moda últimamente. Lo acompañé de unos tacones negros con detalles en dorado y joyas iguales. Quise innovar un poco y plancharme el pelo. Teniendo el pelo rizado no era algo que oscilase a hacer pero estaba en Egipto, tenía que arriesgarme un poquito.
Tras un poco de maquillaje y un get ready with me bajé a cenar. La escena parecía sacada de una película. Ya que para bajar al restaurante, había unas imponentes escaleras negras con toques dorados que hacían que toda la sala te viera.
Y eso pasó. El ruido de mis tacones resonaba por todo el restaurante, ganándome más de una mirada.
Aunque la que más me importaba tardó un par de segundos en posar su mirada en mí.
Robin.
Sentí que el tiempo se detenía. Sus ojos se clavaron sobre mi como si de una daga se tratase. Mi piel se erizó rápidamente ante su presencia. Apartó la mirada por unos segundos pero no tardó nada en devolverla. Llegué a la mesa, donde mis padres y el francés estaban ya sentados. Mi padre me dedicó una gran sonrisa y no tardó ni dos segundos en elogiarme.
-Estás preciosa hija, como si de una reina egipcia se tratase - dijo orgulloso.
Murmuré un gracias acompañado de una sonrisa y me senté al lado de Robin. Nuestras piernas se rozaron levemente, haciendo que ambos nos mirásemos a los ojos furtivamente. Ninguno de los dos se movió.
La cena tuvo un monotema. El viaje y todo lo que haríamos en los días que permaneceríamos en la ciudad. Aunque era probablemente uno de mis temas favoritos para hablar, no articulé palabra. Mi cuerpo estaba plenamente centrado en el hombre que tenía al lado. Luego las conversaciones fueron poniéndose más nostálgicas, basándose en anécdotas de hace mil años. El pie de Robin iba rozando el mío de vez en cuando.
Quizás dejase caer mi servilleta sin querer - o queriendo, quien sabe - cuando mis padres estaban distraídos hablando con unos camareros. Justo cuando quise agacharme a cogerla, el moreno se me adelantó, inclinándose para coger el trapo del suelo. Para subir, casualmente tuvo que rozar toda mi pierna lentamente. Posando su mano muy cerca de mi entrepierna. Empezó poco a poco a jugar con la tela del vestido.
-Robin - mi padre llamó la atención el mencionado -. ¿Vienes luego al bar? Tenemos que hablar de un asunto del contrato.
Asintió levemente, quitando la mano de mi vestido.
Después de degustar muchísimos manjares típicos de la gastronomía local, dejamos el restaurante y los chicos fueron al bar a hablar del famoso contrato. Catia y yo subimos a las habitaciones.
-Cielo estás preciosa hoy - dijo una vez las puertas del ascensor se cerraron y nos quedamos a solas -. ¿Robin no te ha dicho nada? - preguntó con curiosidad.
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DREAM TEAM SERIES | Futbolistas
Fiksi PenggemarNueva tanda de historias cortas con futbolistas. ✨️ CHASING GOLD | Fermín López 🏛 Amour interdit | Robin Lenormand