—No todo es lo que parece...Mile no es tu enemigo...—
Esas palabras no dejaban de repetirse como un maldito mantra en la mente de Apo. ¿Quién era ese tipo? ¿Qué sabía de la relación de ambos como para tomarse la atribución de “aconsejarlo”?, pero lo más importante y difícil de investigar era por qué Mile se dibujó como el villano de la historia si supuestamente no era así.
Algo no cuadraba en toda la historia. Faltaban piezas muy importantes para poder descifrar el enigma que era Mile. En realidad no debería importarle una mierda las palabras de un extraño, pero aquí estaba, rompiéndose la cabeza como si eso le fuera a dar las respuestas que deseaba.
La noche en que Mile desapareció había estado envuelta de misterios. Primeramente, alguien los estuvo siguiendo todo el camino y él no se percató. Segundo, si sus conjeturas eran correctas, había dos personas confabuladas con Mile, no solo una como creyó inicialmente.
La voz de ese tipo del elevador le resultaba conocida. Su rostro, sus movimientos, todo en él gritaba que ya lo había visto antes, pero no podía recordar en dónde por más que se exprimiera el cerebro.
—Te traje un trago—
Apo miró a su esposa a su lado. Se había refugiado en el jardín con la esperanza de tener un tiempo a solas. Por supuesto que eso no iba a ocurrir si Janis estaba en casa.
—Gracias—aceptó y bebió de un tiro—
—Apo—comenzó ella—¿No crees que estás yendo demasiado lejos?—
Apo dejó sobre la mesa el vaso vacío y la miró.
—¿Sobre qué?—
—Todo—dijo con cuidado—Entiendo perfectamente cómo te sientes, pero esas personas son mafiosos—
—¿Crees que les tengo miedo?—
—Sé que no, pero deberías. No me salí de ese mundo sin razón, Apo. No es tan sencillo como te imaginas. No tienen sentimientos, ni valores, el único amor que sienten es por su hermandad de mierda—
Apo se preguntaba por qué intentaba tan duro aconsejarlo después de ser la mayoría de las veces un hijo de puta con ella. No había amor entre ellos, estaban casados por pura conveniencia, nada más ni nada menos. Pero Janis seguía gravitando inconscientemente hacia él, como una polilla que no puede alejarse de la luz.
Quizás era su forma de agradecer que la salvara de un futuro nefasto. Ella prefirió casarse sin amor con él que unirse a algún hijo de la mafia China o peor, la rusa.
—Janis—Apo habló con calma—Aprecio tu preocupación, pero ya te he dicho miles de veces que no pasará nada malo. Todo está fluyendo de acuerdo a mis planes. Tú solo debes estar lista para hacer tu parte y serás libre—
Ella le dio una mirada llena de compasión y su estómago se revolvió incontrolablemente. Una de las cosas que más odiaba era que la gente sintiera pena por él como si fuese débil. No lo era, dejó de sentir en el momento en que le rompieron el corazón hace años.
—De acuerdo—Janis asintió sumisamente y luego agregó en voz baja:—¿Cuándo tendré que actuar?—
—Muy pronto—contestó sin ofrecer más información—Quiero que dejes de tomar las pastillas—ella volvió a asentir—Te visitaré lo antes posible. Mientras, ve preparando tu personaje de mujer arrepentida para que tu familia lo compre—
—¿Crees que funcionará?—
—Querida—Apo le sonrió—¿Cuándo algo que he planeado no ha funcionado?—
Janis no comentó nada más sobre el tema, pero el presentimiento que tenía de cómo terminarían las cosas para Apo no era exactamente bueno.
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Dios de la codicia // MileApo +18
RomanceApareciste en mi vida para destruirme, o al menos eso es lo que te dices a ti mismo todos los días. Eres ambición, codicia y malicia disfrazada de una jodida tentación, pero déjame decirte algo, cariño: ambos terminaremos en la ruina.