|𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 017| ᵈᵒᵇᵇʸ'ˢ ʳᵉʷᵃʳᵈ

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Hubo un momento de silencio cuando Daella, Harry, Ron, Ginny y Lockhart aparecieron en la puerta, llenos de barro, suciedad y, en el caso de Daella y Harry, sangre. Luego alguien grito.

— ¡Ginny!

Era la señora Weasley, que estaba llorando delante de la chimenea. Se puso en pie de un salto, seguida por su marido, y se abalanzaron sobre su hija.

— ¡Daella!

Daella giro su cabeza hacia la izquierda, y se encontró con toda su familia allí, mirandola con tranquilidad absoluta. Daella no dudo en lanzarse sobre su madre que tenía rastros de haber llorado.

— Oh, mi dulce niña...— Dijo Daenerys al segundo de abrazar a su hija.

Estuvieron así unos segundos más, hasta que se separaron y, un momento después, Daella sintió un impacto que la hizo tirarse para atrás, y tuvo que hacer es un esfuerzo para no caerse.

—Oh, ondoso mirre se gods, Ella... Ao've worried nyke mandia (Oh, por todos los dioses, Ella... me has preocupado hermana).— Era su hermana Helaena, que la abrazaba con toda la fuerza que tenía.— Nyke believed bona ēdas ojūdan ao (Creí que te había perdido).

— Ziry iksos jāre naejot sagon olvie qopsa syt ao naejot jiōragon rid yno, Hel (Va a ser muy difícil que te libres de mi, Hel).

Helaena y Daella se separaron del abrazo y, después de darle una sonrisa a toda su familia, Daella se dio la vuelta. El profesor Dumbledore estaba sonriendo, junto a la profesora McGonagall, que respiraba con dificultad y se llevaba una mano al pecho. Fawkes paso zumbando cerca de Daella para posarse en el hombro de Dumbledore. Sin apenas darse cuenta, Daella, Harry y Ron se encontraron atrapados en el abrazo de la señora Weasley.

— ¡La habéis salvado! ¡La habéis salvado! ¡Y también habéis salvado a Daella! ¿Cómo lo hicisteis?

— Creo que a todos nos encantaría enterarnos.— Dijo con un hilo de voz la profesora McGonagall.

La señora Weasley solto a Daella y a Harry, que dudaron un instante, luego se acercaron a la mesa y depositaron encima el Sombrero Seleccionador, la espada con rubíes incrustados y lo que quedaba del diario de Riddle.

Harry empezo a contarlo todo. Hablo durante casi un cuarto, mientras los demás lo escuchaban absortos y en silencio. Contó lo de la voz que no salía de ningún sitio; que Hermione había comprendido que lo que el oía era un basilisco que se movía por las tuberías; que el y Ron siguieron a las arañas por el bosque; que Aragog les había dicho donde había matado a su víctima el basilisco; que habían adivinado que Myrtle la Llorona había sido la víctima, y que la entrada a la Cámara de los Secretos podía encontrarse en los aseos...

— Muy bien— Señaló la profesora McGonagall, cuando Harry hizo una pausa.", así que averiguasteis donde estaba la entrada, quebrantado un centenar de normas, añadiría yo. Pero, ¿como demonios conseguisteis salir con vida, Potter?

Harry miró a Daella, pidiéndole con la mirada que siguiera ella. Así que Daella les relató la oportuna llegada de Fawkes y del Sombrero Seleccionador, que les proporcionó la espada. Pero luego titubeo. Había evitado hablar sobre la relación entre el diario de Riddle y Ginny. Ella apoyaba la cabeza en el hombro de su madre, y seguía derramando silenciosas lágrimas por las mejillas. ¿Y si la expulsaban?, pensó Daella aterrorizada. El diario de Riddle no serviría ya como prueba, pues había quedado inservible... ¿como podrían demostrar que era el causante de todo?

Instintivamente, Daella miro a Dumbledore, y este esbozó una leve sonrisa. La hoguera de la chimenea hacia brillar sus lentes de media luna.

— Lo que más me intriga— Dijo Dumbledore amablemente.—, es como se las arregló Lord Voldemort para embrujar a Ginny, cuando mis fuentes me indican que actualmente se halla oculto en los bosques de Albania.

𝐃𝐀𝐄𝐋𝐋𝐀 𝐓𝐀𝐑𝐆𝐀𝐑𝐘𝐄𝐍 𝐘 𝐋𝐀 𝐂𝐀𝐌𝐀𝐑𝐀 𝐃𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora