Capítulo 8: Decisiones y Consecuencias

44 5 0
                                    

El sonido del reloj en la pared marca cada segundo que pasa después de que Severide sale de la habitación. Es como si cada tic-tac fuera una cuenta regresiva hacia algo inevitable, algo que sé que tendré que enfrentar tarde o temprano. Díaz y Will permanecen en silencio, y aunque su presencia es reconfortante en cierto modo, también es un recordatorio de que mi vida está a punto de cambiar, de nuevo.

—¿Cuánto tiempo estaré aquí? —pregunto finalmente, rompiendo el silencio que amenaza con volverse asfixiante.

Will consulta su reloj, pero es Díaz quien responde:

—Eso depende de tu recuperación. Los médicos dicen que te están vigilando de cerca para asegurarse de que no haya complicaciones. Podrían ser unos días más, tal vez una semana.

Asiento, aceptando la realidad, aunque en el fondo ya estoy calculando cómo y cuándo podré salir de aquí. La verdad es que no quiero pasar un día más en esta cama si puedo evitarlo. Necesito estar en movimiento, retomar el control de mi vida y, más importante aún, enfrentar las consecuencias de lo que ha pasado.

—¿Qué hay de la misión? —mi voz suena más fuerte de lo que esperaba, pero no puedo evitar la urgencia en mis palabras.

Díaz intercambia una mirada con Will antes de responder:

—Se terminó. Con la exoneración de Severide y las pruebas recopiladas, el caso está cerrado. El equipo ya se ha retirado y la estación 51 vuelve a la normalidad... o al menos tanto como puede después de todo esto.

Cerrado. Esa palabra debería traerme alivio, pero en su lugar, siento un vacío creciente. Es como si la conclusión del caso me dejara sin un propósito inmediato, sin una dirección clara. He pasado tanto tiempo inmersa en esta misión que la idea de simplemente regresar a mi vida anterior se siente... extraña.

—Y tú también deberías descansar, Olivia —agrega Will, su tono suave pero firme—. Has pasado por mucho, y necesitarás tiempo para recuperarte, física y mentalmente.

Sé que tiene razón, pero la idea de descansar suena imposible en este momento. Hay tantas cosas sin resolver, tantos cabos sueltos. Especialmente con Severide. No puedo dejar las cosas así, con palabras a medio decir y sentimientos que ni siquiera estoy segura de entender por completo.

—Quiero volver a la estación 51 —digo de repente, sorprendiendo incluso a mí misma con la firmeza en mi voz.

Will frunce el ceño, claramente no esperando esta reacción.

—Olivia, no creo que sea lo mejor ahora mismo. Necesitas tiempo para sanar y—

—No, Will —lo interrumpo, mirándolo directamente a los ojos—. Necesito estar allí. No puedo dejar las cosas como están, no después de todo lo que ha pasado.

Díaz, que ha estado observando en silencio, se cruza de brazos y suspira profundamente antes de hablar:

—Sabes que no tienes que demostrar nada a nadie, ¿verdad? Has hecho tu trabajo, y lo has hecho bien. Nadie espera que regreses tan pronto.

—Pero yo lo espero —respondo—. No es cuestión de demostrar nada, es cuestión de enfrentar lo que dejé atrás. Necesito hablar con Boden, con Casey... con Kelly. No puedo seguir adelante sin cerrar ese capítulo.

El nombre de Severide sale de mis labios con una familiaridad que no puedo evitar. Díaz y Will no lo mencionan, pero es obvio que lo han notado. Sé que he cruzado una línea con él, una línea que no debería haberse cruzado en una misión como esta, pero no puedo cambiar lo que siento. Lo único que puedo hacer es enfrentar las consecuencias de esas decisiones, buenas o malas.

Finalmente, Díaz asiente, reconociendo la determinación en mi voz.

—Muy bien —dice—. Pero te advierto, Olivia, que este no será un regreso fácil. Has ganado respeto en la estación, pero también has creado una situación complicada. Cuando decidas regresar, asegúrate de estar preparada para lo que venga.

—Lo sé —respondo, sabiendo que tiene razón.

Díaz y Will me dan unas palabras de despedida antes de irse, dejándome sola en la habitación una vez más. Me recuesto en la cama, sintiendo el cansancio arrastrándome de nuevo, pero mi mente no descansa. Pienso en lo que me espera cuando regrese a la estación 51, en las miradas de mis compañeros, en las preguntas sin respuesta que inevitablemente surgirán.

Y en Kelly Severide.

El hombre que se presentó en mi habitación, preocupado y serio, merece algo más que las medias verdades que le ofrecí. Se merece una explicación, una conversación honesta, y aunque no sé cómo irá todo eso, sé que debo intentarlo.

Con ese pensamiento, cierro los ojos, permitiendo que el agotamiento finalmente me venza, pero con la determinación de que, cuando despierte, estaré un paso más cerca de volver a donde realmente pertenezco. La estación 51, mi hogar temporal, donde todo comenzó y donde, de algún modo, debo encontrar una forma de hacer las paces con lo que hice, y con lo que siento.

Enamorada De Un Bombero |K. S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora