Capítulo 5: ¡Sorpresa!

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Desperté con el sonido del despertador, eran ya las diez de la mañana, hora de prepararse antes de volver al trabajo. Recordé a Kelly al inhalar un poco de su aroma en aire al estirarme, el cual no se encontraba tumbado al lado mío ni su ropa donde la dejó. Por suerte o por desgracia ya no se encontraba allí y por el ruido del exterior tampoco. El coche no estaba aparcado en la entrada de la casa aunque para haber tenido tanta prisa se había molestado en ponerme el periódico en el porche para que no se mojara con la nevada.

Entraba por la puerta principal procurando no llamar mucho la atención. Necesitaba urgentemente un buen café antes de empezar a hablar con alguien porque todavía notaba cómo los ojos se me cerraban solos por el sueño y la ducha lo único que me ha conseguido producir es aumentar la pesadez de mi cuerpo.

— ¿Hay café? —pregunté entrando por la sala de descanso—. Necesito uno bien cargado.

Cruz cogió otra taza para mí.

— A la orden, señorita.

Conseguí llegar hasta él aunque mis piernas no lograran levantarse del suelo al andar, parecía como si tuviera unos pesos atados a mis pies.

— Gracias.

Estaba vestida de calle porque ni siquiera me había dado tiempo de acercarme a los vestuarios para ponerme el uniforme. Todo seguía en silencio a pesar de estar en una de las primeras horas del turno de mañana, es decir, donde hay más gente caminando por toda la estación.

— ¡Perry! —gritaron al pasar por la sala de reuniones—. ¡Ven, por favor!

El que me hablaba era Herrmann. Se encontraba reunido con varios compañeros de mi turno, entre ellos el jefe superior, los tenientes y uno o dos más poco relevantes para no haberme aprendido sus nombres.

— Díganme.

— Verás… Una vez al año los bomberos de todo Chicago nos reunimos en una cena de gala para conmemorar a los agentes caídos en acto de servicio y esta noche es dicha reunión —comentó Boden—. Y nos gustaría que fueras en representación de la parte femenina del 51.

— Pero acabo de llegar…

— No tenemos muchas chicas bombero aquí, así que eres tú o ninguna representante.

— ¿Quiénes estaremos allí?

Sin decirlo del todo acepté y ellos suspiraron aliviados por haberles quitado un peso de encima.

— Gabby con Josh —uno del turno nocturno— en representación sanitaria, los dos tenientes más votados de entre todos los turnos, Boden y en representación del cuerpo de bomberos Herrmann y tú —respondió uno de los chicos sin nombre—. Por cierto, debes votar los dos tenientes antes de la hora de la comida y la urna está en el despacho del jefe.

— Perfecto, en cuanto tenga un rato me pasaré.

Los dejé hablar allí mientras volvía a ir hacia las taquillas. El café estaba despertando mi cuerpo y eso me vino de lujo puesto que no tarde mucho en llegar allí y cambiarme de ropa. Entré en uno de los aseos también unisex pero a la vez diferenciados los de hombres y los de mujer.

Tío, ¿no pretenderás qué me crea eso de «no tuve sexo anoche»? —escuché desde el interior, era Casey con otro hombre—. Ella y tú en la misma cama pero no hicisteis nada, joder, hace años que te conozco y no aceptas irte a casa de nadie si no es para acostarte con ella.

Joder, Casey, ¿cuántas veces te he mentido sobre algo así? —escuché a Kelly y mis manos se cerraron formando unos puños cuando quise darme cuenta de que aquella chica era yo—. Dormí en la misma cama que ella, en calzoncillos y más de una vez tuve que separarme aunque mi «amiga» no estuviera de acuerdo. Matt, vamos, está buena y es una bomba pero a las cinco de la mañana tuve que irme de allí si no quiero que me explote en la cara.

¡Deja de compararlas a todas con la administrativa! —exclamó su amigo asustándome—. ¿Con cuántas chicas has estado antes y después de ella y te ha salido todo bien? Mira, tienes dos opciones. Una es pasar de ella hasta que la cosa se enfríe y veas que ella no tiene ninguna intención de hacer nada sexual contigo o hacer como si no te hubieras escapado de su casa y ver hasta qué punto llega.

Escuché la puerta cerrarse y después silencio. Genial, podía salir de ahí. Salí camino a jefatura para votar antes de no tener tiempo para nada.

— Permiso, venía a votar antes de ir con Otis y Cruz a jugar con la play —informé puesto que estaba reunido con los tenientes. ¿Nunca voy a lograr perderlos de vista?—. Puedo esperar fuera, no quiero interrumpir…

— Tranquila, pasa —ordenó—. Es una reunión informal.

— Estupendo.

Cogí una hoja para votar con el nombre y la foto de todos los tenientes del 51. Eran prácticamente diez, de los cuales no había ninguna mujer entre ellos.

Al final, el alcalde ha decidido cambiar nuestros instrumentos de trabajo más afectados por el paso del tiempo y por unos de primera calidad —escuché mientras decidían—. Espero que duren bastante así que Severide, ni se te ocurra tirarlos por el aire ni nada de lo que ya hayas hecho con los antiguos.

Entendido.

Los dos hombres salieron del despacho con varias cajas en las manos.

— Con permiso —me despedí dos minutos después de ver salir a los tenientes.

Corrí para alcanzarlos. Quería hablar con ellos respecto a la gala de esta noche con alguien que supiera de lo que se trataba.

— ¡Teniente Casey! —grité en cuanto lo vi entrar en el cubículo de Kelly. ¡Mierda!—. Quisiera hablar con usted un momento.

— Claro, ¿qué ocurre?

— Bueno… Sabéis que acabo de votar a los dos tenientes y puesto que solo os conozco a vosotros pues os aseguro que mis votos los tenéis pero… No creo que los dos vayáis a ir, bueno, directamente creo que Kelly podría quedarse en su casa puesto que no a todos le cae bien.

El otro Teniente, el mismo que había pasado la noche conmigo, se quedó flipando por mi comentario.

— Siga —ordenó.

— Quería pedirle que me acompañase esta noche.

Kelly tosió, Casey abrió los ojos sorprendido y yo estaba ansiosa por escuchar la respuesta.

— ¿Por qué?

— Quizás porque la única persona la cual confiaba piensa que soy igual que una famosa administrativa.

Ahora es cuando va a tener que contarme su verdad si quiere arreglar las cosas conmigo.

Enamorada De Un Bombero |K. S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora