Capítulo 10: Sorpresa

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Olivia llevaba tres días encerrada en su apartamento, sumida en una tormenta de pensamientos. Las paredes, que antes le ofrecían consuelo, ahora parecían cerrarse sobre ella. El eco de lo sucedido en la estación y el disparo que casi le cuesta la vida resonaban en su mente una y otra vez. Intentaba distraerse, leer un libro, ver algo en la televisión, pero nada lograba calmar esa constante agitación en su interior.

Pensaba en Kelly. En cómo lo había traicionado sin querer hacerlo. En cómo cada momento que habían compartido ahora parecía una mentira, una manipulación. Había sido su trabajo, su deber, pero eso no quitaba el dolor de saber que lo había herido. Y luego estaba Eric, allá en Los Ángeles, esperándola, ajeno a todo lo que estaba sucediendo en Chicago. Se suponía que con Eric todo era más fácil, más seguro. Pero entonces, ¿por qué no podía dejar de pensar en Kelly?

Los días se mezclaban, la luz del sol se filtraba a través de las cortinas cerradas, pero Olivia apenas lo notaba. Todo lo que podía hacer era dar vueltas en su cabeza, cuestionando sus decisiones, sus sentimientos, y el rumbo de su vida.

Un golpe firme en la puerta la sacó de su ensimismamiento. Se levantó lentamente, sin prisa, y fue a abrir. No esperaba visitas, y seguramente no quería recibir a nadie. Pero cuando abrió la puerta, su corazón dio un vuelco.

Kelly Severide estaba allí, de pie en el umbral, con una mirada que decía mil cosas a la vez. Antes de que Olivia pudiera pronunciar una sola palabra, Kelly la tomó por la cintura y la besó. Fue un beso cargado de urgencia, de emociones no dichas, de todas esas cosas que habían quedado en el aire desde que la verdad salió a la luz.

Olivia, sorprendida, sintió cómo sus dudas se desvanecían en ese instante. Le devolvió el beso, sus brazos rodeando su cuello mientras cerraba los ojos, dejándose llevar por ese momento que no sabía cuánto había anhelado hasta que lo tuvo.

Cuando finalmente se separaron, ambos estaban respirando pesadamente. Kelly la miró, buscando algo en sus ojos.

—No podía esperar más —dijo él, su voz ronca y llena de sentimientos encontrados—. Necesitaba verte, necesitaba saber qué sentías realmente.

Olivia lo miró, tratando de encontrar las palabras adecuadas, pero todo lo que pudo hacer fue mirarlo con una mezcla de tristeza y deseo.

—Kelly… —empezó, pero él la interrumpió, colocando un dedo sobre sus labios.

—No me des explicaciones, Olivia. Ya sé todo lo que pasó, pero lo que no sé es… si alguna vez sentiste algo real por mí. Todo este tiempo, ¿hubo algo verdadero?

Ella lo miró a los ojos, sabiendo que en ese momento no podía esconderse detrás de ninguna mentira, ninguna excusa.

—Sí, Kelly. Hubo algo real. Siempre lo hubo. Pero no sé cómo arreglar esto, no sé cómo podemos seguir adelante después de todo.

Kelly la miró en silencio durante unos segundos, como si estuviera evaluando sus palabras. Luego, dio un paso atrás, dejando un pequeño espacio entre ellos.

—Olivia, quiero que pienses en lo que realmente quieres. No estoy aquí para presionarte, pero necesito saberlo. Porque no puedo seguir así, en este limbo. Si tienes alguna esperanza, si crees que esto puede funcionar, estoy dispuesto a intentarlo. Pero si no… entonces tal vez sea mejor que te vayas a Los Ángeles con Eric y empieces de nuevo.

La mención de Eric hizo que el corazón de Olivia se detuviera por un momento. La opción de irse a Los Ángeles siempre había estado ahí, como una salida fácil. Pero ahora, después de todo lo que había pasado, se daba cuenta de que no era tan simple.

—No lo sé, Kelly —respondió finalmente, su voz temblando—. Eric es… es una opción segura. Pero contigo, todo es diferente. Más complicado, pero también más… intenso. No sé si podría vivir con la idea de haberlo dejado todo atrás por miedo.

Kelly asintió, su expresión suave pero determinada.

—No tienes que decidir ahora, Olivia. Solo quiero que lo pienses. Pero te diré esto: si decides quedarte, si decides que esto es lo que realmente quieres, yo estaré aquí. No será fácil, pero nada que valga la pena lo es.

Olivia sintió que las lágrimas amenazaban con desbordarse. Asintió, sin saber qué más decir. Kelly se inclinó hacia ella, besándola suavemente una vez más, antes de apartarse.

—Tómate el tiempo que necesites —dijo en voz baja—. Solo quería que supieras lo que siento.

Con esas palabras, Kelly se giró y se marchó, dejándola sola una vez más en su apartamento. Pero esta vez, Olivia no se sentía tan atrapada por sus pensamientos. Sabía que tenía una decisión que tomar, una que cambiaría su vida para siempre.

Y por primera vez en días, sintió que tenía el poder de elegir su propio camino.

Enamorada De Un Bombero |K. S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora