El Surgimiento Del Dios Solar

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Monte Kaliash

Amaterasu estaba sentada en el suelo, Lilith la vigilaba con atención, su postura protectora era firme. Durante mucho tiempo, casi una hora, la Diosa del Sol honestamente no se dio cuenta ni le importó.

Durante ese período de tiempo, ella no hizo nada más que mirar con una expresión vacía pero triste el techo del gran palacio.

Mientras enfrentaba los pensamientos negativos que pesaban sobre su mente, la luz en sus ojos de color naranja antinatural comenzó a atenuarse.

Un contraste irónico con las vivaces expresiones de las deidades solares ahora curadas.

Y sí, todas aquellas entidades que fueron afectadas directamente por la destrucción del Sol ahora estaban casi completamente recuperadas gracias a las lágrimas del Fénix, pero más importante aún: gracias al rápido pensamiento de su pequeño Sol.

Pero aún así, por agradecida que estuviera por sus buenas acciones, la madre no pudo evitar caer en una amarga depresión ante la terrible ausencia de su hijo.

Casi sin tono, había tratado de hacerle varias preguntas al engendro de Ophis, la mayoría de las cuales tenían que ver con la seguridad de Issei.

Lamentablemente, las respuestas que esta madre afligida más buscaba en ese momento no se dieron. Por lo menos, los familiares más cercanos de Issei estaban a salvo.

"Al menos no seré la única que lo llore si nunca regresa".

En ese momento, la Diosa del Sol se odió a sí misma. Había dudado de su propio hijo, cuando en ese momento sabía que él estaba pasando por momentos difíciles y probablemente necesitaba el apoyo de ella y de los demás.

¿Quizás sus hermanos no estaban tan equivocados con ella después de todo? Tal vez, ella realmente era tan débil mental como decían.

Gruñendo levemente, reprimió el impulso de golpear el suelo con el puño. La situación no podía ser más terrible si estaba teniendo pensamientos como esos.

Decidida a encontrar respuestas confiables, la Diosa del Sol se levantó silenciosamente y comenzó a caminar alrededor del palacio personal de Shiva.

Lilith había insistido en venir, pero Amaterasu logró 'adormecerla' para que la esperara pacientemente. El precio a pagar fue obligar cortésmente a una deidad de la comida a que la atendiera con dulces.

Aunque su ser ya estaba completamente curado, Amaterasu no podía evitar sentirse cada vez más cansada con cada paso que daba. Para la diosa, el simple hecho de caminar era como caminar por un espeso lodo.

Gracias a Dios la mayoría de las deidades aquí fueron educadas y de hecho intentaron ayudarla un poco a caminar.

Pero la suerte quiso que no todas las deidades resultaran ser tan bondadosas y pronto ella se daría cuenta de ello.

En cuanto a la información que buscaba, bueno, no hubo tanta suerte.

Nadie sabía lo que estaba pasando, solo que el Sol había sido destruido. Algunos decían que debido a la rápida recuperación de las deidades solares, el Sol tenía la oportunidad de ser restaurado y es posible que ya lo haya sido.