El Surgimiento Del Dios Solar

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Brecha dimensional

(Hace unos momentos)

"¡NO!" gritó Leiko horrorizada, pero sabía que sus palabras no tenían poder sobre la situación que se revelaba.

Gran Rojo apretó los dientes mientras observaba a su cuñado impotentemente atado a esas malditas cadenas doradas, con Amenominakanushi flotando sobre él, preparándose para acabar con él.

'¡Vamos, muchacho, sal de ahí! ¡Haz algo!'

Parpadeó al percibir un movimiento repentino. Giró la cabeza y vio a Ophis alejarse rápidamente.

-Oye, Cthulhu, ¿a dónde vas?

Lo ignoraron por completo, lo que le hizo gruñir por lo bajo. Voló cerca de su "hermana", la agarró por el hombro y la tiró hacia atrás para que se diera vuelta y lo mirara.

—¡Oye, espera! No estarás planeando ir a salvar al niño, ¿verdad?

Y entonces vio su expresión: lágrimas en los ojos, pero muy decidida. Era casi aterrador mirarla así. Realmente parecía una esposa protectora.

"Estás planeando ir allí y salvar al niño".

Ophis no respondió nada. Casi con petulancia, se quitó la mano de encima y se dio la vuelta.

"Ofis."

Que la llamaran por su verdadero nombre la hizo detenerse.

"Prometimos dejar que Issei se encargara de esto sin nosotros. Prometiste tener fe en él".

"…"

Gran Rojo no escuchó ninguna respuesta, pero sabía que ella lo estaba escuchando. Insistió más.

"Tenemos que dejar que haga esto por sí solo..."

—Gran Rojo, tengo una pregunta —dijo Ophis, con una voz extrañamente tranquila. Se dio la vuelta y lo miró con una expresión indescifrable—. ¿Una esposa humana dejaría que su marido "se ocupara de las cosas por su cuenta" mientras él está herido, inmóvil y a "punta de pistola", sin nadie que lo ayude? ¿Una esposa que sabe que es perfectamente capaz de ayudar a su marido en una situación tan desesperada se quedaría sentada sin hacer nada por el bien de una promesa?

"¡Es EXACTAMENTE por eso que el chico no quiere que interfiramos! ¡No tienes fe en sus capacidades! Él siente que lo tratas como una posesión y no como alguien que puede estar a tu lado".

Los ojos de Ophis se abrieron un poco y se le llenaron las cuencas de lágrimas. Con una mirada triste, miró sus manos. Pero rápidamente, su expresión decidida regresó mientras se mordía el labio inferior con fuerza.

—No puedo negar que… —admitió finalmente—, no puedo negar que he visto a mi Issei como nada más que una posesión mía. Que la mayoría de las veces, he permanecido ignorante de cómo se siente o qué desea realmente. Pero esa no es la razón por la que quiero ayudarlo ahora. Es porque ha demostrado ser lo suficientemente poderoso, que quiero que regrese a mi lado. No es solo porque sea mi compañero, sino porque es una criatura tan maravillosa, que quiero estar a su lado y enfrentar juntos esos obstáculos.

Gran Rojo la miró con expresión indescifrable. Se volvió hacia Leiko y Trihexa en busca de ayuda, pero la expresión de sus rostros transmitía un mensaje bastante claro.