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— ¿Qué es este lugar Alby?

—No lo sabemos

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— ¿Qué es este lugar Alby?

—No lo sabemos. Solo sé que alguien nos metió aquí, y que cada mes sube alguien por la caja. —Señaló con la mano—Y cada semana mandan suministros; comida, materiales o ropa. No hay un orden.

— ¿Qué hay por ahí? —Señalé las enormes murallas.

—Es un laberinto.

— ¿Un laberinto...?

—Si.

— ¿Tiene salida?

—Eso pensamos y esperamos, ¿Por qué nos meterían en medio de un laberinto si no lo tuviera? Eso tiene sentido ¿no?

—Si, ¿pero por qué?

—Lo sabremos cuando salgamos.

Mantuve silencio, gestionando todo con paciencia y cuidado. No era un momento adecuado para desestabilizarme.

—Te dejo sola—Caminó hasta el borde y bajó de la pequeña torre.

Me senté en medio, para poder reclinarme contra el árbol, cerrando los ojos, esperando diez segundos para abrirlos, y despertar de esta horrible pesadilla. Pero todo lo que veía era lo mismo que hace diez segundos.
Con una exhalación, mi vista se desvió a la otra torre de dos pisos, donde tres personas reían. Como si desbordaran de felicidad.
Pero ¿Quién podría ser feliz aquí?

Abracé mis piernas contra mi pecho y me estresé al ver que aún no podía sentirlas por completo. Sentía un ligero cosquilleo, que cada corto tiempo se intensificaba.
Golpeé con fuerza la madera al ver que con nada podía calmarlo. Recargué la cabeza contra el tronco, mirando el cielo azul, acariciando mis piernas, intentando recuperar la sensibilidad, pero algo extraño chocaba con mi piel cada vez que lo hacía.
Bajé la mirada e inspeccioné mis pantalones, sin ver nada inusual. Hasta que abrí el primer bolsillo. Me levanté como pude y observé por los alrededores buscando a Alby.
Miré desesperada por todos lados, pero no había señales de él.
Bajé la mirada, viendo al suelo resignada, y una voz llegó a mis oídos. Cambié de lado tan rápido como pude, divisando a Gally con unos rollos de tela marrones en sus manos.

—Gally. —Lo llamé en voz baja para que solo el me escuchara—Gally. —Elevé un poco mi voz moviendo mis manos para llamar su atención, siendo una táctica efectiva—Ven rápido—Dije cuando sus ojos enojones encontraron los míos.

Miró donde estaban todos los demás y se acercó con sigilo, como si tuviera miedo de que alguien lo viera. Aunque de seguro solo sería una interpretación errónea de mi parte.

— ¿Pasó algo?

—Tengo que mostrarte algo. No sé dónde está Alby, entonces creo que si te lo enseño a ti está bien ¿No?

—Si, ¿Qué es?

—Aquí no. Pero ayúdame a bajar por favor.

— ¿Te subes ahí sin poder bajar por tu cuenta luego?

—Es que todavía no siento del todo mis piernas. Tengo miedo de caerme.

—Bien, tu ganas. —Dejó el rollo marrón en el suelo resignado y se acercó a la escalera—Con cuidado

Bajé una pierna y con la fuerza de mis brazos me sostuve hasta bajar la otra pierna a la altura de la otra. Descendí dos escalones más y sus manos fueron directo a mis pantorrillas. Hacía un gran esfuerzo para bajar otro escalón, pero la madera se desclavó, provocando que resbalara.

Un brazo rodeó mis piernas como pudo, y terminé sentada en su hombro izquierdo sorpresivamente.
Giré un poco mi torso y apoyé mi mano en su otro hombro. A la vez, sus manos abandonaron mis piernas, sujetando en esta ocasión mi cintura que le permitió bajarme con cuidado. Ambos terminamos enfrentados inevitablemente. Con mis manos en sus hombros firmes, y las suyas sujetaban mi cintura por debajo de mi camiseta negra, haciéndome sentir sus dedos fríos.
Tragué saliva con incomodidad notando su mirada tan seria y me alejé, incitando a que me soltara.

—Estuvo cerca—Miré hacia arriba apreciando el escalón roto.

—Sígueme.

Dio la vuelta retomando el camino por el que llegó. Lo seguí, sin dejar de ver hacia atrás, asegurándome de que nadie estuviera viendo, sería muy bochornoso si nos hubieran visto hace unos segundos. Si bien ahora no teníamos la atención de nadie, no significaba que antes no la tuviésemos. 
Me guio por el lado izquierdo del bosque hasta un sitio nuevo. Era una cabaña pegada a la muralla, totalmente diferente a la de antes. Abrió la puerta dejando a la vista a Alby junto a un chico delgado con el cabello rubio, con pecas en la nariz, mejillas, barbilla y unas cuantas en la frente. El mismo me observó por largo rato hasta que miró a Gally quien cerraba la puerta.

— ¿Por qué la traes aquí? —Le recriminó el desconocido, a un Gally serio y parado junto a mi—Estamos hablando de algo importante

—Tranquilo Newt, debe ser por algo—Intervino Alby al ver a ambos hombres tan serios— ¿Qué pasó?

Gally me señaló a mí, avanzando hasta quedar al lado del jefe. Me acerqué a la mesa de roca del centro, con nervios por las tres miradas siguiendo cada movimiento que hacía.

—Bueno. —Bajé mis manos hasta los bolsillos de mis pantalones y los abrí uno por uno

De cada lado había compartimientos pequeños que se distribuían por las pantorrillas hasta las caderas. Teniendo catorce bolsillos a mi disposición.
Tomé lo que había en la parte de abajo y dejé sobre la roca dos cuchillos, mirando sus expresiones de confusión. Volví a meter las manos en los siguientes bolsillos, recolectando cada hoja filosa que guardaba mi pantalón marrón. Dejé todas las armas frente a ellos, esperando cualquier tipo de reacción. No los juzgaría.
Los tres intercambiaron miradas con asombro,

— ¿Algo más? —Dijo Alby sin poder creérselo todavía

Pasé mi mano por mis piernas sin encontrar nada hasta que bajé a mis botas negras, y en cada lado sentí algo duro en un pequeño compartimiento secreto que no se veía a simple vista. Tiré de unos círculos metálicos y dejé sobre el resto de armas dos pequeños cuchillos alargados color negro.

— ¿No hay más? —El rubio me dio una mirada fugaz y volví a revisar impaciente

Toqué por todas partes pensando en lo improbable que era encontrar algo más, hasta que otra vez sentí algo, en los bolsillos de arriba en mi cadera.

—Hay más. —Saqué mi mano y dejé a la vista un pequeño sobre negro con un sello rojo, donde se apreciaba una “A” —. Supongo que esto es para mí—Lo volví a guardar sintiendo la mirada de Gally.

—Esto es… —Newt no podía dejar de ver todos los cuchillos mientras se tocaba la nuca— ¿Y que tienes en la mochila? —Me preguntó

— ¿Qué mochila?

—Había una mochila cuando subiste. Estaba al lado de la cama cuando despertaste—Contestó con el ceño fruncido—Newt, ve a buscarlo rápido. Nos quedamos aquí con Alby

—De acuerdo.

—Que nadie te vea, mucho menos Henry. —Ordenó antes de que el tercero abandonara la cabaña casi corriendo.

Escondí mi cabello detrás de mis orejas, y tan pronto como lo hice me arrepentí, dejándolo como antes

—Léela…

— ¿Disculpa?

—La carta, léela.

No

Quise decir en voz alta, pero la cara de pocos amigos de Gally me hizo dudar de si tenía las agallas suficientes para negarme a su petición. Deseaba decirle que no, que era mi carta y que yo decidiría si compartirla o no. Pero su mirada tan fría y penetrante me hizo flaquear y ceder ante él.
La abrí con cuidado de no romperla y saqué una hoja blanca qué estaba
doblada varias veces.

♥︎Correr O Morir♥︎♡𝐘𝐨𝐮 𝐚𝐧𝐝 𝐈♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora