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Te estremeciste mientras pasabas las manos arriba y abajo por los brazos, tratando de brindar calor contra el aire fresco de Gotham. Sabías que deberías haber traído tu suéter. No ayudó que te quedaras dormido en la biblioteca y ahora ya estaba oscuro. Gotham no es el lugar donde quieres estar de noche. Saltaste un charco pero nunca aterrizaste al otro lado. En lugar de eso, alguien te agarró y te empujó hacia el interior de un callejón. Intentas gritar pero una mano sucia te tapó la boca.
—Yo no haría eso si fuera tú.— Él arrastraba las palabras. Sacudiste la cabeza mientras las lágrimas caían por tu rostro. No tenías ganas de que te violaran , te drogaran, te robaran o algo peor. Sólo querías volver a tu apartamento vacío y ver películas. Dejaste de llorar y decidiste que tenías que hacer algo. Cerrando los ojos, te apoyaste en la pared y la usaste para colocar tus pies sobre el hombre y empujar. Por supuesto que te caíste después de eso , pero no importó. Estaba fuera de ti.
—Vas a desear no haber hecho eso.— Él gruñó. Se abalanzó sobre ti con un cuchillo y te cortó el estómago desde la costilla izquierda hasta la cadera derecha. Gritaste de dolor.
—Y desearás no haber hecho eso.— Dijo una voz anónima. Te desplomaste en el suelo y te sujetaste la herida. Se escuchó un disparo y el hombre que te cortó maldijo y gritó. Alguien te agarró del hombro y te estremeciste, miraste hacia arriba y aflojaste los músculos. Sólo era Red hood.
—Oye niña, ¿estás bien?— Él preguntó.
—Yo... no soy una niña. Tengo 18 años.— Sonreíste temblorosamente. Reírte en silencio de tu propio chiste.
—Sí, bueno, tengo 19 años, así que todavía eres una niña para mí. — Él respondió.
— Me... rasparon.— Dijiste mientras quitabas la mano de tu estómago para mostrarle la sangre.
—No es tan malo... no tienes que preocuparte.—Dijiste rápidamente que no querías molestar al ocupado vigilante con tus problemas.
—Niña. Tienes que ser más específica. ¿Puedes ponerte de pie para que pueda ver?— Él preguntó. Asentiste vacilante y subiste por la pared, luego retiraste ambas manos de la herida y sus ojos se abrieron.
—Vamos niña, tenemos que arreglarte. —Dijo mientras te levantaba, con cuidado de no moverte demasiado.
—Ven a mi apartamento.— Susurre, el acepto de mala gana y tú lo dirigiste al departamento al que llamabas hogar. Cuando entraste, te recostó sobre la alfombra y se sonrojó.
—Uhh... Niña, tienes que quitarte la camisa...—.
—Bien, bien.— Dijiste mientras luchabas por quitártelo, haciendo una mueca cuando la tela se desprendió del corte.
—Santa madre de... esto es realmente malo...—maldijo mientras sacaba el botiquín de primeros auxilios. Te cosió y pronto terminaste. —Entonces... ¿cómo te llamas?— Preguntaste. Se quitó el casco y todavía había una máscara de dominó roja, tapándose los ojos.
—Bueno, ¿cómo te llamas?— Repitió.
—T/N.—Usted dijo.
—Hmm... mi nombre es Jason,— Dijo mientras se quitaba la máscara. Miraste sus ojos verde mar y te perdiste.
— ¿Ves algo que te guste?— Preguntó mientras sonreía. Te sonrojaste.
—No... quiero decir, sí... quiero decir... ¡oye, cállate !— Tartamudeaste. Actualmente estaba en el suelo riendo.
—Sabes qué... creo que me gustas.— Dijo mientras saltaba por tu ventana. Durante el resto de la noche no pudiste quitarte esa sonrisa de la cara.
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