ojitos lindos

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Nada había cambiado. Para nadie era un secreto que desde que se conocieron en el Barcelona, ambos habían hecho pareja.

Lo habían ganado todo. João Cancelo, a sus 34 años, ya se había retirado del fútbol después de regresar al club de sus amores, el Benfica. Disputó una temporada fenomenal, ganaron la Primeira Liga y decidió colgar las botas a los 35 años. Futbolísticamente, no le faltaba nada. Se sentía satisfecho.

Por otro lado, João Félix aún no se había retirado. A sus 32 años, sentía que aún tenía más para dar y estaba haciendo planes con su agente para regresar al Benfica y vivir tranquilamente junto a su amado en Lisboa.

Nada como estar en casa, nada como Portugal.

Dejando de lado el fútbol, en términos de amor, todo seguía igual y ambos no podían estar más felices de mantener una relación larga y duradera.

Entre ellos, nada había cambiado. Félix nunca dejaría de ser caprichoso cada vez que se encontraba con Cancelo.

Las tardes soleadas eran perfectas para pasear por las calles empedradas de Lisboa o para disfrutar de la playa, todo en un ambiente tranquilo y perfecto.

— No me mires así.

— ¿Así como? — Respondió el menor confundido, mientras seguía mirando profundamente a su pareja.

— Con esos ojitos lindos. — Cancelo adoraba la mirada de Félix. Le encantaba que sus ojos, a pesar de ser marrones, fueran tan brillantes.

Otra cosa que disfrutaba era que, a pesar de los años, cada vez que le soltaba uno que otro cumplido, Félix se ponía rojo de pena. Quizás eso nunca cambiaría en él.

●●●

La noche había caído suavemente sobre la ciudad, y ambos decidieron salir a cenar cerca de la playa.

Después de la cena, optaron por quedarse un rato más en la playa, deleitándose con la suave brisa marina y la luz de la luna que se reflejaba en el mar. Sentados juntos en la arena.

Hasta que Cancelo se levantó de su sitio y comenzó a buscar algo dentro de su bolsillo con una expresión de nerviosismo.

— No puede ser...

— ¿Qué pasa? — El corazón de Cancelo latía con fuerza, ¿acaso João Félix estaba a punto de rechazarlo?

El menor se levantó también de su lugar y le mostró la cajita que contenía un anillo de matrimonio. Ambos estallaron en risas, aliviados por el malentendido.

— No puede ser... — Ambos seguían riéndose nerviosamente.

— João Félix, ¿te casarías conmigo? — Cancelo finalmente pudo expresar las palabras que llevaba en su corazón mientras sostenía la cajita con el anillo, con una sonrisa nerviosa pero llena de amor en su rostro.

Los ojos de João Félix se llenaron de sorpresa y emoción al escuchar la pregunta tan esperada. Las risas se disiparon lentamente mientras miraba fijamente a João Cancelo, sintiendo una oleada de amor y gratitud por todo lo que habían compartido juntos.

— ¡Sí, sí, mil veces sí! — Exclamó Félix emocionado, sin poder contener la alegría que inundaba su ser.

João Cancelo abrió la cajita con el anillo y delicadamente deslizó el brillante aro en el dedo de su amado. En ese momento, el sonido de las olas parecía celebrar con ellos, creando así un ambiente mágico.

— Ahora vengo yo. João Cancelo, ¿Te casarías conmigo?

La expresión de felicidad se dibujó en el rostro de João Cancelo al escuchar las palabras de João Félix. Sus ojos también brillaban con emoción mientras asimilaba la hermosa pregunta que acababa de escuchar.

— ¡Si!, si me casaría contigo, en todas las vidas. — Respondió Cancelo, con una sonrisa radiante y sincera.

João Félix le entregó la cajita con el anillo, y juntos compartieron ese momento mágico al deslizar el anillo en el dedo de João Cancelo. En medio de la brisa marina y el suave murmullo de las olas, se abrazaron.

— Te amo.

— Yo también te amo menino.

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