celos

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Una interacción más entre ellos, y João Cancelo iba a enloquecer.

João Cancelo y João Félix siempre habían sido una pareja poco convencional. Su conexión era natural, construida sobre años de amistad que evolucionaron a algo más durante el tiempo que compartieron en el Barcelona. Sin embargo, en la última temporada, sus vidas profesionales tomaron caminos diferentes: Cancelo firmó un contrato millonario en Arabia Saudita, mientras que Félix regresaba al Chelsea, su nuevo hogar permanente en la Premier League.

Para Cancelo, los celos nunca habían sido un problema. Confiaba plenamente en Félix y en la relación que habían construido a pesar de llevar poco tiempo juntos. Pero algo cambió al ver cómo Félix formaba una conexión especial con Pedro Neto en el Chelsea, otro portugués y compañero de selección.

Cada vez que Cancelo abría Instagram, se encontraba con fotos de Félix y Neto celebrando goles y bromeando juntos. Nunca le había molestado cuando en Barcelona Félix pasaba demasiado tiempo con otros chicos del equipo, así que no entendía de dónde venía este sentimiento nuevo.

Y lo peor: el apodo que los fans del Chelsea les habían inventado, "Netflix", una fusión de sus nombres.

Que estúpido suena eso, por favor.

Aunque intentaba tomárselo con calma, en el fondo no podía evitar sentir una incomodidad creciente.

Cuando llegó el segundo parón de selecciones, Cancelo se sintió aliviado al ser convocado. La primera vez se había quedado fuera, pero ahora tenía la oportunidad de ver a Félix y, tal vez, aclarar ese nudo en el pecho que no podía ignorar. Durante los entrenamientos de la selección, Félix se acercaba a Cancelo como siempre, jugueteando y molestándolo con una sonrisa fácil, como si no hubiera pasado el tiempo.

— ¿Te pasa algo? —preguntó Félix mientras hacían unos ejercicios juntos.

— No... No pasa nada, solo estoy muy concentrado.

Cancelo intentaba seguir el juego, pero Félix notó su tensión y decidió darle espacio, alejándose para hablar con Pedro Neto y Renato. Esa escena fue el último golpe.

Ya en la habitación compartida, Félix notó el silencio de Cancelo mientras terminaba de organizar sus cosas.

— ¿Está todo bien? —preguntó, dejando la maleta a un lado y sentándose en la cama, frente a él.

Cancelo suspiró, cruzando los brazos, sin saber cómo abordar el tema. — Sí, claro… todo bien.

— Vamos, te conozco —insistió Félix, acercándose un poco más—. ¿Qué pasa? ¿Hice algo mal?

Félix estaba al borde de la ansiedad, sin entender por qué su pareja estaba tan cortante.

Cancelo finalmente lo miró, sus ojos reflejando una mezcla de frustración y, algo que Félix reconoció de inmediato, celos. Cancelo nunca había sido del tipo celoso.

— ¿Estás celoso? —preguntó Félix, rascándose la nuca—. ¿De qué podrías estar celoso?

— ¿Qué? Claro que no, ¿qué te pasa? —Cancelo rodó los ojos.

— ¡Estás celoso!

— ¡Que no!

— ¿Celoso de quién, Enzo? —Cancelo ni se inmutó ante ese nombre—. Déjame pensar... ¿Renato? ¿Misha? ¿Cucurella? ¿Pedro? —al escuchar el último nombre, João Cancelo se tensó.

Ambos quedaron en silencio.

— ¿Quieres la verdad? —dijo Cancelo al fin, tras un silencio cargado—. No me hace gracia ver todas esas fotos tuyas con Neto… "Netflix", ¿en serio? Me parece la cosa más estúpida del mundo, pero no puedo evitar que me moleste.

Félix parpadeó, sorprendido por la confesión. — Pero…

Cancelo se revolvió, incómodo. — ¡Es ridículo, lo sé! Pero cuando veo esas celebraciones, todas esas cosas en Internet... No sé, simplemente me molesta.

Félix sonrió levemente, comprendiendo de dónde venía esa tensión. — Cancelo, sabes que Neto y yo solo somos amigos. Compartimos equipo, y eso es todo. Tú y yo tenemos algo que nadie más tiene, ¿entiendes?

— Lo sé, pero... siento que estás allá, divirtiéndote, conectando con alguien más mientras yo estoy... no sé, en otro mundo —admitió Cancelo, en voz baja.

Félix se acercó y colocó una mano en su hombro. — Esto entre nosotros no cambia, no importa dónde estemos. ¿Recuerdas cuando empezamos todo esto? Pensábamos que era imposible y aquí seguimos.

Cancelo suspiró y finalmente soltó una pequeña sonrisa, sabiendo que Félix tenía razón. No eran las fotos ni las celebraciones lo que realmente le molestaba, sino el miedo a perder lo que compartían.

No era celos, era el temor a que el tiempo y la distancia le hicieran perder a Félix.

— Creo que necesitaba escuchar eso —murmuró, mientras Félix se acercaba aún más, apoyando su frente contra la de él en un gesto de reconciliación.

— Entonces, olvídate de Pedro. Si quieres puedo hablar con él para…

— No, no es necesario ya.

La tensión entre ambos se desvaneció, y se abrazaron en silencio, conscientes de que, sin importar la distancia, ellos siempre serían su propio refugio, uno que el tiempo y los kilómetros no podían borrar.

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⏰ Última actualización: Oct 28, 2024 ⏰

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