~Capítulo 3~

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Llegamos a la conclusión que la maldición se daba cada 24 horas, lo que haría que estuviera cambiando constantemente, casi impidiéndome vivir en mi propia casa. Sin dejarme muchas opciones, con algo de ayuda de las muchachas decidí organizar un plan, aprovechando la situación, como sería un chico, podía ingresar en la escuela para hombres donde se encontraba Valentino y así finalmente poder tener una conversación.
Lo primero era inscribirme, no podía hacerlo con mi propio nombre así que debía buscar una nueva identidad, quizás sean cosas de Charlotte pero me sugirió hacerme pasar por  mi primo Ezra, parte de la familia de mi padre vivía en Irlanda, de dónde es mi primo, quien según se me parece bastante en mi forma masculina, eso me ahorraría inventarme muchas cosas, sabía que no vendría aquí nunca, entonces tomé "prestado" su nombre. En el tiempo que fuera chico no podía asistir a la escuela, como excusa escribí dos cartas falsificando la firma de mi padre donde explicaban que estaría trabajando en un proyecto con ellos y necesitaba permiso para faltar, luego era turno del personal, les pedí de favor a dos guardias de seguridad que se hicieran pasar por los representes de mis padres y entregaran una carta a mi directora y matricularme en la escuela de chicos con un expediente que creamos de Ezra.
El objetivo era simple, enfrentar a mi ex y convencerlo de regresarme mi vida, para tapar mis faltas en la escuela de chicos también le entregué la misma carta al director de esta, el hermano de la señorita James, mi suerte es que también era un fan devoto de mi madre y aceptó la solicitud sin chistar. A pesar de tomar precauciones había un alto riesgo de ser descubierta, debía aprender rápidamente a no llamar la atención y comportarme como un chico, sin embargo solo lograba actuar torpemente aún después de las intensas clases de Sorellí basándose en su hermano. Sin embargo decidí no dilatar más el momento, le había dicho a mis abuelos que me encontraba enferma y me tomé 3 semanas para planear todo, lo que nos transporta a la mañana del martes, como era de costumbre mi chófer me llevaría a la escuela, sin embargo le pedí de favor que se tomara el día libre a regañadientes y solo pedí un Uber y salí por la puerta trasera para no ser vista.
Me sentía tan nerviosa que casi desisto, pero logré calmarme para cuando finalmente llegué, miré a un lado, a mi escuela de siempre, en ese momento recién llegaban Sorellí y Charlotte, las saludé desde la distancia, ellas me vieron y me devolvieron el saludo haciendo señas de que todo marcharía bien para darme aliento. Respiré profundamente y expulsé el aire suavemente por la boca para comenzar a dar mis primeros pasos en dirección a un mundo desconocido, como el hombre la primera vez que pisó la luna, pero con la diferencia de que yo no me sentía una ganadora y con la semejanza de ser un terreno jamás explorado por mí.

Finalmente crucé la entrada y comencé a caminar por el pasillo plagado de, bueno, muchos chicos, más de los que vería normalmente, saludándose o simplemente charlando, intentaba aparentar seguridad mientras continuaba reconociendo el edificio para...

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Finalmente crucé la entrada y comencé a caminar por el pasillo plagado de, bueno, muchos chicos, más de los que vería normalmente, saludándose o simplemente charlando, intentaba aparentar seguridad mientras continuaba reconociendo el edificio para pasar como otro chico promedio, pero en realidad estaba muerta de miedo por dentro, intentaba encontrar el salón 1-A, gracias a un amigo de Charlotte supimos que Valentino estudiaba en ese salón y cuando matriculé pedí entrar a ese grupo.
No quería parecer un tonto y menos que estaba perdido pero ya estaba entrando en pánico, este lugar era un laberinto para mí, aunque estaba segura de haber pasado 5 veces por el mismo baño de laguna manera el camino que elejía siempre me regresaba a él, para colmo de males se me acercaron los dos primeros chicos del día de hoy, me aterró verlos caminar hacia mí.

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