Era lunes en la mañana, me encontraba viendo un tutorial para finalmente comprender el arte de abrochrame la corbata correctamente. Este fin de semana casi había sido descubierta, el sábado pasada las 2 de la mañana aproximadamente, aproveché que todos estarían durmiendo, envuelta en sábanas para no llamar la atención de las cámaras de vigilancia tenía la intención de llegar a la cocina a tomar algún snack, cuál fue mi sorpresa que a medio camino encuentro a mi dulce abuela regresando de la cocina mirando aterrada a un extraño tapado como un fantasma caminando por su casa, en sus manos sostenía un par de pastillas que solía tomar para dormir, pensando en eso y en que solo me quedaban al rededor de 3 segundos antes de que se pusiera a gritar le pedí que se calmara y de alguna manera en mi cabeza pensé que la solución era negar mi propia existencia afirmando ser solo una ilusión generada por las pastilla, ella se llevó una mano a la cabeza y le dio un vistazo a los medicamentos, me dió tiempo suficiente a esconderme en un pasillo oscuro justo a mi lado antes que pudiera levantar la mirada, después de asegurarme que ya estaba en su habitación nuevamente, me encerré en la mía sudando frío pero respirando con alivio. Desde entonces aprendí que bajo ningún concepto debo salir de la habitación siendo un chico.
Finalmente después de luchar por ello logré abrocharme esa fastidiosa corbata y me apresuré a recoger mi mochila, con el cuidado del mundo me escabullí como pude por la puerta trasera y llegué al coche que me esperaba de costumbre. Una vez más llegué a la escuela con mi habitual puntualidad, de lejos pude ver a Charlotte y Sorellí llegando juntas a la escuela, las saludé discretamente y ellas me devolvieron el saludo antes de seguir su rumbo, dispuesta a seguir con el mío tropecé con unos ojos avellana frente a mí.- No es por envidia ni nada -aclaró el de colorada cabellera- ¿Pero qué haces para que esas dos chicas siempre te saluden?
Me había llevado un pequeño susto, realmente Ian no podía comportarse de forma normal por al menos un día.
- Son amigas en común
- ¿Conoces a más chicas? -dijo aparentemente sorprendido-
- Sí -contesté de forma natural-
- Eso no lo esperaba -se avergüenza un poco- me vas a tener que perdonar, no pensé que eras tan bueno con las mujeres
-Levanté una ceja- ¿Por qué rayos no? -pregunté con incredulidad- Ni que fuera tan difícil
- Para ser rechazado por tu propio género no te va nada mal con el opuesto -hizo una pausa cambiando el tema- necesito que me ayudes en algo
- ¿Te vas a volver a escapar a la azotea?
- No, voy a hacer otra cosa que igual puede meternos en problemas
- ¿Nos?
- A ti no, por eso necesito tu ayuda
- Estás loc..
No pude terminar la frase, me tomó por la mochila y me arrastró hasta los casilleros del área deportiva, al parecer tenía prisa y cuidaba de que nadie nos viera llegar hasta allá. De pronto se detiene delante de uno de los casilleros.
- Necesito que vigiles si viene alguien -pidió de favor-
Con dudas pero cordial ante su petición comencé a vigilar la entrada.
- ¿Por qué estamos aquí?
- Necesito encontrar una cosa
Se escucha como ingresa una combinación en el candado de la taquilla fallando en el intento, estaba claro que no era la suya, después de algunos segundos sin éxito se alejó, lo próximo que escuché fue un estruendo, al voltearme encontré al pelirrojo saltando en un pie, la taquilla no tenia ni un rasguño.
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Rostro prestado
RomanceEden Elysian es la hija sin talento de una famosa pareja de actores quienes la dejaron al cuidado de sus abuelos maternos. A pesar de llevar una vida relativamente buena y tranquila todo cambió después de una ruptura amorosa donde obtendría una mald...