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Jenna abrió los ojos, la luz del sol que se colaba por la ventana la obligó a entrecerrarlos. Se incorporó en la cama, con la cabeza dándole vueltas y la boca seca. Miró la hora en el reloj de la mesita de noche y sintió que el corazón se le hundía en el estómago.

Eran las 10:30 de la mañana.

Su boda con Emma sería a las 11:30 am.

Solo faltaba una hora.

Jenna se levantó de la cama con un movimiento brusco, sintiendo un mareo que la obligó a apoyarse en la mesita de noche. La habitación giraba a su alrededor, y su cabeza le latía con fuerza.

- ¡Mierda! - murmuró, con la voz ronca.

Se dirigió al baño, con pasos tambaleantes. Se miró en el espejo, con el rostro pálido y los ojos rojos. Su cabello estaba despeinado y su vestido de terno, que había colgado en la silla, parecía una burla cruel de su situación.

- ¿Qué he hecho? - se preguntó, con la voz ahogada.

Recordó la noche anterior, la conversación con Camila, las palabras hirientes de la reina, el dolor que la había invadido y la decisión impulsiva de recurrir a la droga para calmar sus emociones.

Ahora, las consecuencias de sus actos la estaban alcanzando con fuerza.

Se lavó la cara con agua fría, tratando de despertar y de recuperar el control. Tenía que estar lista para la boda, tenía que verse bien, tenía que estar preparada para casarse con Emma.

Pero una parte de ella, la parte más profunda y oscura, se negaba a aceptar la situación.

- No puedo hacerlo, - pensó, con la voz ahogada. - No puedo casarme con Emma. No estoy preparada, no estoy bien.

Jenna se miró en el espejo, con la mirada perdida y el rostro lleno de angustia. Sabía que tenía que hacer algo, que tenía que tomar una decisión.

¿Qué haría? ¿Se presentaría a la boda? ¿O huiría?

El tiempo se le echaba encima, y la presión de la situación la estaba ahogando.

Jenna se sintió atrapada, como un pájaro enjaulado, luchando por encontrar la libertad.

(.....)

Emma se miraba en el espejo, vestida con un impresionante vestido de novia. El encaje blanco se ajustaba a su figura con delicadeza, realzando su belleza natural. Su cabello, recogido en un elegante moño, dejaba ver su rostro angelical, iluminado por una sonrisa nerviosa.

Faltaba poco para la hora de la boda, y la emoción la inundaba. Estaba ansiosa por ver a Jenna vestida con su traje, por caminar hacia el altar con ella, por sellar su amor con un "sí, quiero" que resonaría en la Abadía de Westminster.

Sin embargo, una punzada de inquietud la invadió. No había visto a Jenna desde la noche anterior, y la preocupación la carcomía. Decidió ir a verla, a asegurarse de que todo estuviera bien.

Con un corazón lleno de esperanza, Emma salió de sus aposentos y se dirigió a la habitación de Jenna. Al llegar, llamó suavemente a la puerta, pero no obtuvo respuesta.

- Jenna, ¿estás ahí? - preguntó Emma, con una voz suave.

De nuevo, el silencio. Emma dudó un momento, pero su instinto le decía que algo no andaba bien. Decidió abrir la puerta, y al hacerlo, se encontró con una imagen que la dejó helada.

Jenna estaba sentada en la cama, con los ojos rojos e hinchados, el cabello despeinado y el Traje de novia tirado en una silla. No llevaba puesto el terno de boda, y su rostro reflejaba una profunda tristeza.

My light of hope ♡(𝐉𝐞𝐧𝐧𝐚 𝐘 𝐄𝐦𝐦𝐚 //♡ 𝐉𝐞𝐦𝐦𝐚)♡ G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora