Introduction

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7 de diciembre de 2023.

Paul McCartney, con sus 81 años, se encontraba de gira en la hermosa ciudad de Nueva York. En este viaje, él no se encontraba acompañado por su esposa, Nancy Shevell. Había decidido que como no tendría una estadía muy extensa en la ciudad, debido a que solo daría tres shows aquí y luego regresaría a Inglaterra, era preferible que ella se quedara tranquila en casa.
Él claramente no iría a un hotel, ya que tenía su propio departamento en la ciudad, e inclusive con un pequeño estudio para él.

Durante toda esta semana, además de haber dado su primer show el 6 de diciembre, había estado encerrado en su estudio recordando sus días de gloria junto a sus queridos amigos, George, Richard, y especialmente John. Solamente faltaban horas para que llegara la fecha que más odiaba en todo el año, ese día que lo hacía poner su mundo de cabeza, cambiaba su actitud, e incluso lo ha llevado a emborracharse en otros tiempos. 43 años de ese maldito día. Paul daría cualquier cosa por tenerlo de nuevo; muchas veces él pensaba que era su culpa. Tendría que haberlo protegido de alguna forma, o haberlo impedido, ¿Pero cómo? Cómo habría podido él solo... El sólo hecho de recordar que su relación no había terminado en los mejores términos le hacía trizas el corazón.

Una de las cosas que más se lamentaba Paul, era que nunca había llegado a decirle a John aquello que tanto anhelaba, dos palabras, pero que hubieran cambiado todo, un simple "te amo". Tuvo muchos momentos para hacerlo, pero ni él sabe porqué nunca lo hizo. Y hoy en día se arrepiente demasiado.

8 de diciembre de 2023.

00:00 a. m.

Era la medianoche. Paul estaba sentado en una silla, dentro de su estudio, escuchando algunas viejas cintas con la voz de John, y también viendo videos de los cuatro juntos.
Las lágrimas caían por sus mejillas sin cesar, era como una herida que nunca terminaba de sanar. En toda la sala retumbaban los leves pero de vez en cuando, fuertes sollozos de McCartney. Lo único que quería hacer era darse la cabeza contra la pared, pero sabía que no sería ninguna solución, al igual que embriagarse. En esos momentos eran los cuales donde él se preguntaba: ¿Qué sentido tenía su vida si no estaba él?

8 de diciembre de 1980.

11:15 p. m.

En aquella frívola noche, los doctores que habían hecho hasta lo imposible, lamentaban la pérdida del mismísimo John Lennon. Especialmente el doctor Stephan G. Lynn. Aquel joven médico, de por entonces solo 33 años, acababa de tener en sus manos el corazón del músico, que masajeó sin éxito de reanimación.

Las piernas de Yoko Ono, la esposa de Lennon, no pudieron sostener la noticia que acababa de darle el doctor Lynn. Sollozaba mientras se derrumbaba en el suelo de la sala de urgencias del hospital Roosevelt, de Nueva York.

Yoko tras aceptar la muerte de su querido esposo, sólo le quedaba darle la noticia a su pequeño hijo, Sean, con tan solo cinco años de edad.
Luego de que ella aceptara la muerte de John Lennon, se dio a conocer la tragedia a medios de comunicación y el mundo entero, que se congregó a los alrededores del Dakota para homenajearlo.

No se imaginarán a Paul en ese momento...

𝑻𝒉𝒆 𝑺𝒆𝒄𝒐𝒏𝒅 𝑪𝒉𝒂𝒏𝒄𝒆 | McLennon [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora