Ⅱ. The Reunion

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8 de diciembre del 2023.

00:00 a. m.

Había llegado el día, esa fecha en el año que quisiera olvidar, pero a Paul le era imposible no recordar. Cada vez que la voz de John se escuchaba, repitiendo la cinta reiteradas veces, las lágrimas no tardaban en llegar.

Cuando vío que era muy tarde, y sabiendo que la muerte no tenía solución, rendido por rogar que él estuviera allí, McCartney se retiró de su estudio, caminó por el pasillo hasta su habitación, se colocó su pijama, y, al estar listo, se acostó a dormir en su cama; esperaba aunque sea que su mente e recuerdos junto a Lennon en su juventud, le dieran un buen sueño.

La noche era fría, la brisa de la madrugada chocaba con su piel. No iba corriendo porque sabía que podría morir en el intento, teniendo en cuenta su situación.
Al principio solo iba caminando sin rumbo alguno por las calles de la ciudad. Estas habían cambiado mucho en estos últimos años, pensaba John. La infraestructura claramente no era la misma, y algunos lugares que él antes recordaba como verdes, ahora solo eran espacios ocupados por tiendas e negocios; hecho que realmente le molestaba, pero tristemente ya estaba hecho, y no podría cambiarlo, pero si hubiera hecho lo posible por ello en su momento si hubiera estado allí.

Pensó en ir al edificio Dakota, su hogar, aún con la esperanza de que su esposa viviera allí y Sean, odiaba tanto que hayan tenido que sufrir por él.
Al llegar al lugar, no parecía haber cambiado mucho. Realmente parecía como si hubiera estado allí hace 20 minutos (fue así en realidad), pero en teoría, habían pasado 43 años.
Entró al edificio. Llegó a la recepción y se sintió a salvo. Exactamente no sabía que era lo que había pasado a la salida de este, hasta ahora nadie le contó que había sucedido con él, fue muy grave como para que llegara su muerte; pero John no había sentido ni el mínimo dolor.

Siguió de largo por el pasillo hasta los ascensores, para su suerte, el recepcionista no lo había notado.
Al entrar al ascensor, se percató que el sistema era muy diferente, este realmente parecía una caja llena de chucherías. Botones, carteles, barandas, e incluso espejos a su alrededor que solo le hacían recordar cuan viejo se veía, lo odiaba y ni sabía como se acostumbraría a eso. Pero lo más llamativo era lo limpio y brillante que estaba, ya sea por las luces del interior, y la higiene.

Apretó el botón que indicaba el número 7, piso al que se dirigía y quedaba su departamento.
Al llegar al fondo del pasillo, y querer abrir la puerta de alguna forma, notó que encima de su cabeza había un cartel que decía: En venta.

—No puede ser... —acarició la manija de la puerta como si fuera la última vez que la tocaría.

Rendido, se retiró del pasillo, directo al ascensor. Bajó de nuevo hasta la planta baja y siguió de largo hasta la recepción. Sin ganas de seguir, tomó asiento en la pequeña sala, y suspiró, pero no lo suficientemente bajo como para que no lo oyeran.

—¿Una mala noche, señor? —habló el hombre detrás del mostrador; el recepcionista.

—Podría decirle que sí... —John levantó su vista para mirarlo.

—¿Qué hace aquí a estas horas de la noche? —cuestionó el señor.

—Solo... —pensó—. Solo pasaba por aquí... Pensé que llegaría a ver a alguien, pero ella ya no estaba.

—Oh, ya veo... —el hombre levantó su vista—. ¿Problemas con una mujer, verdad?

Esa no era la verdad, pero si debía parecer alguien normal y no saltar diciendo: reviví y vengo del pasado, debería ceder —Jaja, si. Es eso... —John actuó como pudo.

𝑻𝒉𝒆 𝑺𝒆𝒄𝒐𝒏𝒅 𝑪𝒉𝒂𝒏𝒄𝒆 | McLennon [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora