No sabía qué estaba haciendo en las oficinas, aunque nadie podía decir nada de mi presencia porque también era dueño; realmente nunca me presentaba, a menos que hubiera una reunión muy importante. De lo que sí estaba seguro es que iba a hacer enojar a Gemini. Intenté hacer que eso no me importara y caminé hasta la recepción; podía sentir la mirada de muchos empleados, todos ellos observando mi caminar, miradas de lástima y vergüenza por doquier.
No había mucho que yo pudiera hacer y tampoco podía pedir más de lo que ya tenía. Había dejado la maldita silla y pensar en querer más, como "el caminar normalmente", era sumamente egoísta de mi parte.
—Joven Nattawat —saludó la joven secretaria de mi esposo. La muchacha era bella en todos los sentidos: cabellera larga, rubia, alta, de tez blanca y bien proporcionada, pero nunca tuve celos de ella porque estaba comprometida con un tipo guapo, no más guapo que Gemini, pero sí buena competencia. Ella incluso nos había invitado a su fiesta de compromiso; se veía demasiado feliz, lo que me hizo quitarla de mi lista de mujeres peligrosas—. Tanto tiempo sin verle por aquí, ¿Cómo ha estado?
Sonreí también en respuesta y acomodé mi cabello, estaba nervioso.
—Bastante bien, ¿Mi esposo está en su oficina? —pregunté inmediatamente, porque aunque la muchacha era agradable, no tenía muchas ganas de platicar con ella; prefería ver a mi esposo. Ella asintió sin quitar la sonrisa de su rostro.
—Está trabajando con la señorita Prim, ¿Quiere que lo anuncie?
Solo la mención de su nombre me hizo sentir demasiado mal. Yo quería a Gemini y no podía dejar que alguien me lo quitara, pero ella, Prim, podía hacerlo, arrebatármelo en un dos por tres, con solo chasquear los dedos.
Ignoré a la secretaria y todo lo que estaba diciendo; con pasos rápidos me apresuré a entrar a la oficina de mi esposo y abrí sin tocar. Entonces los vi, ambos reían amistosamente hasta el momento en el que entré y mi presencia fue notoria.
Gemini me miró con extrañeza, como si yo estuviera ahí presente, como si fuera lo más irreal del mundo. Ella solo sonrió de forma plana.
—Hola, Fourth, no sabía que venías —fue lo que dijo—, supongo que quieres ver a tu esposo. Perdona que lo haya acaparado hasta ahora, ¿Llevas mucho tiempo esperando?
—Acabo de llegar —respondí mirando a Gemini—. ¿Y qué hacían? —pregunté.
—Revisamos las estadísticas, ¿Quieres unirte? —la ignoré y seguí viendo a Gemini, que hasta ahora no había pronunciado ninguna palabra, pero sí me estaba asesinando con la mirada; no estaba feliz de verme, eso era obvio. Bien, yo no estaba feliz de verlo cerca de esa mujer, así que ambos estábamos parejos.
—Claro, pero tendrán que explicarme algunas cosas.
—¿Prim, puedes dejarnos solos un momento? —pidió Gemini. A ella no le quedó de otra más que asentir y tomó sus cosas para retirarse poco a poco con una sonrisa en sus labios rojos. Cuando la puerta se cerró, mi esposo soltó un largo suspiro—. ¿Estás vigilándome?
—No, por supuesto que no —le dije indignado—, solo quería verte. ¿Está mal que quiera ver a mi esposo?
—No sé qué pensar, nunca vienes aquí, aunque te lo pida, y ahora, ¿Qué quieres que crea, Fourth? Siento que estás acosándome.
—Somos esposos, no tengo por qué acosarte.
—Pues así me siento. Debes parar porque siento que me asfixias.
—Es por ella...
—¡Que no es por ella! —gritó, sorprendiendo—. ¡Maldita sea, Fourth! ¡Eres tú! —golpeó la mesa con su puño, haciéndome saltar.
—Veo que estás de mal humor, mejor me voy —dije, queriendo huir. No me sentía seguro de ganar la conversación con lo molesto que se encontraba; probablemente terminaríamos diciéndonos cosas que nos lastiman a ambos.
—No, esta vez, Fourth, vamos a hablar, siéntate —ordenó y tuve que obedecer. Me senté en el lugar donde estuvo Prim momentos antes; Gemini estaba más enojado de lo normal, mirándome fijamente con el ceño fruncido.
—Quiero el divorcio —dijo y abrí la boca sin saber qué decir.
—No, Gemini, no. Me quedaré en casa si es lo que quieres, no diré nada, no haré nada que te haga enojar, pero no me pidas el divorcio.
—Fourth, no confías en mí...
—¡Lo haré! —exclamé, aguantándome las lágrimas—. ¡Pero no me pidas el divorcio!
—No, Fot, lo nuestro empezó mal, debemos divorciarnos y...
Me levanté del asiento, bastante enojado, y azoté un folder que estaba en su escritorio de forma que este le dio una cachetada en su rostro. Luego tomé el estuche de sus lentes y se lo aventé también a la cara.
—¡No puedo creer que estés pidiéndome esto! ¡No voy a perdonarte! —grité, sin poder aguantarme las lágrimas.
Salí enojado de su oficina con los gritos de Gemini detrás de mí.
—¿La oficina de Prim? —le pregunté a la secretaria. Ella, algo asustada, señaló una puerta a tres oficinas de la de mi esposo y fui hasta allá.
Entré, ella estaba revisando algunos libros floretes hasta el momento en que me vio.
—¡Es por tu culpa! —grité—, ¡Que Gemini no me ame!
![](https://img.wattpad.com/cover/375192901-288-k928081.jpg)
YOU ARE READING
La chica la que amaste | Geminifourth
FanficElla, la mujer que mi esposo amaba, es muy bella y carismática, como una rosa roja en medio de simples margaritas; regreso a Bangkok desde su natal Canadá, justo cuando mi matrimonio no iba bien. Adaptación.Todo los creditos a la autora original...