Diario Y Pintura | Vhope

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¿Qué no le encantaba de Hoseok?

Su cabello, ligeramente largo, perfecto para su gusto, su brillante tono rojizo y esos pequeños broches que usaba para que sus cabellos no taparan su vista... todo eso le parecía encantador. Pero lo que más amaba era su hermosa sonrisa.

- Mira, hay más conejitos de lo normal, Tae.

Esa sonrisa que lo dejaba sin palabras, sin saber por qué. No se consideraba homosexual. De donde venía, eso era casi un pecado. Pero por Hoseok, haría cualquier cosa. Él valía todo. Incluso entregaría su vida por él.

- Vamos, Ho, vamos a verlos.

Cuando estaba cerca de él, Taehyung sentía una debilidad por hacer lo que Hoseok le pedía. Se comportaba como un niño de cinco años, sin poder evitarlo.

Definitivamente, Hoseok era como una fluctuación cuántica: sin él, el universo parecía vacío.

- ¿Qué piensas tanto? Carajo, eres un maldito distraído.

Cada vez que lo regañaba, Taehyung sentía como si fuera su madre. Lo odiaba. ¿Quién era él para decirle qué hacer y qué no?

- Bien... supongo que me iré. Al menos Namjoon sí me quiere así, todo distraído.

- Pues vete.

Pero ¿quién era él para prohibírselo?

Tal vez era una forma de preocuparse por él... ¿El dilema del amor? Quizás.

- ¡Oh, vamos, Hoseok!

- Vete, rarito. Ve y pinta hojas muertas.

A veces se preguntaba cómo carajos había caído rendido a sus pies. Hoseok era un amargado, y él, el japonés extraño.

- ¿Paz?

Hoseok lo miró y le sacó la lengua, acompañado de un dedo del medio. Un impulsivo no.

- Mierda... pero tú y yo somos como la identidad pitagórica, paz, Hoseok.

- ¿Qué?-  Hoseok lo miró totalmente confundido.-  Cállate, Einstein.

Pero a pesar de todo... creía que lo amaba.

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Después de contarle a Namjoon sobre Hoseok, este no le creyó. Lo tomó más como una broma. Pero ¿de quién se estaba burlando?

Tal vez estaba confundiendo a su Hoseok con el Hoseok de él.

Así que casi no se hablaron en dos días. El único amigo que le quedaba en ese momento era Hoseok. Eran tan amigos que compartían más cosas sobre sí mismos de lo que imaginaban. Por ejemplo, a ambos les gustaba la música de Queen. Amaban leer, y en general llevaban una vida despreocupada.

Aún le quedaban tres días para que terminara la semana y regresara a Japón con su familia y su esperado regaño.

¿Avanzó? Oh, sí, mucho.

¿Su retrato? Pintaría a ese muchacho pelirrojo que cautivó su corazón... o al menos eso creía.

- ¿Chico Japonés? ¿Me oyes?

No todo fue tan malo como lo pensaba.

- Sí, Nam... ¿cuándo dijiste que era la fiesta?

Tenía amigos.

- Mañana en la noche.-  Namjoon respondió.- Vendrá mi hermano y mi pareja. ¿Vas?

¿Y qué más? Era un joven adulto feliz.

- ¡Claro! Quiero conocerlos... Aunque, ¿no sería raro?- preguntó nervioso.

- Bah... no lo creo.

- ¿Quieres que lleve algo? Puedo comprar alguna bebida o pizza.

- Quiero que lleves a...- Namjoon hizo una pausa, respiró y levantó la mirada.- Hoseok... quiero conocerlo.

Taehyung, nervioso, asintió antes de cambiar de tema y hablar de cosas triviales que solo ellos entendían.