Nanami tenía dos hijos adoptivos que eran gemelos. Sukuna era el mayor por solo dos minutos, y Yuuji era el menor. Desde su nacimiento fueron muy distintos el uno del otro en cuanto a personalidad. Dónde Yuuji era un sol radiante, Sukuna era una nube negra arruinando picnics.
Tenerlos no había sido exactamente su elección, pero fue un efecto colateral por su cercanía con sus vecinos Itadori, los cuales tuvieron un final desafortunado. Kaori, la madre de los niños, murió en el parto. Jin, que Nanami supo era un hombre tranquilo y amoroso, se volcó profundamente en la bebida. En consecuencia, se vio a sí mismo más veces de las que podía contar, cuidando de los gemelos.
En una de las borracheras de su amigo, lo escuchó confesar que culpaba al pequeño Sukuna por la muerte de su esposa y que por eso no podía estar cerca de los niños. Luego el hombre lloró hasta quedarse dormido en el sofá. Afortunadamente ese día estaban en el apartamento de los Itadori. Pero, no fue así semanas después, cuando Jin tuvo un accidente de auto y falleció mientras era trasladado al hospital.
Como Nanami figuraba en los registros de la familia como un contacto de emergencia, fue el primero en saber la noticia. Él tuvo que informar al padre de Jin, el cuál solo murmuró maldiciones a traves del teléfono y le dijo que no le interesaba antes de colgar. Nanami tuvo que resignarse y hacer todos los trámites para el funeral. Fue allí donde se enteró que servicios infantiles se llevaría a los niños, a menos que cumpliera la última voluntad de su difunto amigo.
Nanami no quería reconocerlo, pero en ese entonces había estado muy asustado de recibir a los niños y hacerse cargo de ellos permanentemente, porque tener niños nunca había sido un plan en su vida. Recuerda haber entrado en pánico y llamar a alguien a quien no llamaría ni en el peor día de su vida para pedir consejo. Pero, la situación finalmente lo había rebasado.
Satoru.
Gojo era idiota, pero Nanami sabía que era un hombre confiable. Además, si de experiencia se hablaba, el tipo estaba mejor calificado que él, porque Gojo se hacía cargo de dos niños que había adoptado hacia casi un año (edad que tenían los gemelos en ese entonces), por lo que, en lo que a Nanami respecta, eso lo convertía en alguien a quien podía recurrir por ayuda.
Lo dicho, Gojo fue un imbécil al principio de la llamada y se burló de su ex compañero de preparatoria. Nanami estuvo a punto de colgar, pero no lo hizo. Explicó la situación, y el albino finalmente tuvo un poco de cordura y se quedó en silencio por largos segundos antes de ofrecer una disculpa y el pésame. Y luego, él le dijo las palabras acertadas que lo convencerían de conservar a los niños con él:
"Eres la persona más responsable que conozco, Nanami. Si de alguien no dudaría para que cuidara a mis hijos, serías tú."
Y ahora, cinco años después, Nanami se había convertido en el padre que los niños necesitaban. También descubrió que era algo que le hacía bien a sí mismo. Nanami amaba a esos niños, aunque a veces también ponían a prueba su paciencia, sobre todo Sukuna, que solía retar a Yuuji en absolutamente todo y este siempre terminaba llorando.
Por otro lado, los niños nunca dejaban de sorprenderlo.
*
—¿Papi? —llamó un Yuuji de ya seis años que balanceaba sus piecitos en la silla.
Sukuna estaba al lado de su gemelo, comiendo silenciosamente y con el ceño fruncido como si algo lo molestara.
Nanami dejó de lado los cubiertos y miró con atención al pequeño. Siempre lo hacía para que ellos supieran que los escuchaba con atención y no dudaran en contarle cualquier cosa que pasara por sus mentecitas.
—A Junpei se le cayó un diente —dijo de manera tímida. Hizo una pausa, debatiendo consigo mismo cómo continuar—. Dijo que su mamá le dijo que lo pusiera bajo su almohada para que el ratón de los dientes le trajera dinero. Y dice que lo hizo y que era verdad. Nos enseñó la moneda.