1. Julio

5.7K 264 97
                                    


Julio en Madrid es la peor pesadilla de cualquier persona: calor agobiante, la playa a cientos de kilómetros, asfalto caliente, Gran Vía a rebosar de turistas con los hombros y la nariz quemados por el Sol. Si eres estudiante universitario, lo es aún más: pocas fiestas y la mayoría de tus amigos de vuelta a sus pueblos y ciudades en otras provincias de España. Y si encima no eres de Madrid pero tienes que quedarte porque quieres mantener tu trabajo a media jornada que te permite vivir en esta ciudad y no puedes volver a tu pueblo para pasar unas vacaciones tranquilas, la frustración es aún mayor.

Juanjo echa mucho de menos su pueblo. Le encanta estar en Madrid durante el curso, cree que le da una libertad que en su casa no tiene, y le permite saciar las inquietudes culturales que ha tenido desde pequeño que no pudo desarrollar hasta que empezó la universidad; pero echa de menos a sus amigos, las noches al fresco con sus vecinas y pasarse la tarde entera en la piscina.

Es un estudiante de estudios superiores de música, sí. Pero también es un chico de pueblo y eso nunca se va.

Al menos este verano hay Eurocopa.

La ha visto prácticamente toda en el salón de su casa. Sus amigos de la universidad no están en la ciudad y los de teatro y del coro pasan del fútbol, así que no le queda gente con quien irse a algún bar a verlo. Su compañero de piso, Martin, un chico vasco que estudia arte dramático, también ha tenido que quedarse este verano en Madrid y también es el único heterosexual de su entorno, así que decidieron tomárselo en positivo y aprovechar la ocasión para organizar un evento con comida guay y jugar un rato a la Play después de los partidos.

Él y Martin no son mejores amigos, pero se llevan bastante bien. Se conocieron a través de Almu, una amiga de teatro de Juanjo que tenía alguna clase con Martin en la facultad. Juanjo se había mudado a un piso para su segundo año de carrera y Martin llevaba un año en una residencia deseando irse a vivir a un piso para tener más tranquilidad. Ella les presentó y conectaron al instante, compartiendo piso en harmonía desde entonces.

Es la final de la Eurocopa, juega España y Juanjo lo tiene todo preparado: una caja de cervezas Ámbar en la nevera y encima de la mesita del comedor, todo tipo de snacks y unos nachos recién hechos por él mismo. Martin llega al piso con un par de pizzas que ha recogido de camino y las deja encima de la mesita, vigilando no romper mucho la disposición perfecta en la que Juanjo ha colocado todo. Más de un año viviendo con el maño le ha enseñado a saber cómo tratarle: Juanjo te lo da todo, pero tiene que ser a su manera. A él, que se considera la persona más fácil del mundo, le parece perfecto.

-¡Juanjo! Esto empieza ya, ¡ven! - le grita, sentado en el sofá. El chico entra al salón con dos cervezas en una mano y dos copas heladas en la otra.

-¿Qué tal ha ido tu turno? ¿Cansado?- le pregunta Juanjo, sentándose a su lado. Martin trabaja a media jornada en un café de Malasaña y durante el verano hace más horas de lo habitual, lo que hace que llegue a casa bastante agotado.

Hablan un poco del trabajo de ambos y de la mierda que es estar en Madrid en verano mientras esperan a que comience el partido. Están nerviosos, se trata de un partido muy importante. Cuando los comentaristas hablan sobre la alineación, Martin saca su tema favorito de conversación durante los días de partido:

-Juanjo, vuelves a salir en pantalla. - dice, riendo.

-¡Que no soy yo, que es mi primo!

No sabe si es por las cejas, la forma de la cara, el pelo o por un conjunto de todo, pero Juanjo se parece a Pedri, jugador de la selección española.

-Seguro que te lo dicen mucho por la calle.

-Uy, sí, me paran para hacerme fotos y todo. - contesta irónicamente.

OlympiastadionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora