Olympiastadion

14. Julio (epílogo)

Juanjo 🏠
Por dios, me va a dar algo
Estáis en casa ya?
Nosotros ahora salimos del hotel
Mi padre NO SE CALLA!

Martin
justo acabamos de llegar
tranquilízate
irá genial

Juanjo 🏠
Y si se odian?
Y si nos convertimos en clanes rivales?

Martin
pues entonces nos fugamos y nos casamos en las vegas 

Han intentado atrasarlo lo máximo posible, pero sus padres no les han dado tregua. Después de lo de la denuncia quieren asegurarse que todo esté en orden y que les expliquen en persona todo lo que pasó.

"Lleváis tres años viviendo juntos y aún no conocemos a su familia."

"Cielo, solo quiero conocerles para ponerles cara y charlar con ellos un rato, ya está."

"Hijo, solo quiero asegurarme de que no sean del Madrid."

Hoy van a conocerse sus familias. Han decidido que vengan sus padres a Madrid, para que sea una zona "neutral". Llegan esta tarde, por la noche cenan en el piso y mañana se van todos a pasar el día a la sierra y a visitar El Escorial.

Martin está especialmente nervioso. Hace ya unos cuantos años que sus padres se divorciaron, y aunque fue amistosamente, Edorta y Julia llevan mucho tiempo sin compartir el mismo espacio durante más de una hora seguida. Para sorpresa del vasco, han decidido venir juntos en coche desde Bilbao y se los encuentra charlando animadamente cuando llega al parking donde habían quedado.

Agradece que se estén llevando bien. Hoy es un día especial por varios motivos y Martin quiere que todo vaya genial. Pasean tranquilamente hacia su casa mientras les explica las novedades de su barrio, "aquí compramos el pan", "con esta acera se tropezó Juanjo una vez y no pude dejar de reírme durante dos días", "en este bar vemos el fútbol a veces" y cuando ve a sus padres sonriendo les pregunta por qué.

"Todo el rato hablas en plural, hijo". Él no se había dado cuenta, pero es verdad. Baja la mirada y sonríe, avergonzado. Su madre le dice que está contenta de verle enamorado y feliz, que no le dé vergüenza demostrarlo.

Cuando llegan al piso, Juanjo le escribe desesperado diciéndole que ya han pasado por el hotel donde se quedarán sus padres y que están de camino a casa. También está muy nervioso.

Martin conoce a los padres de Juanjo, son gente humilde y de bien como los suyos y sabe que se llevarán genial, pero que las dos familias se conozcan es el paso final para terminar de oficializar lo que empezó hace un año.

Un año. Qué fuerte.

Les enseña el piso a sus padres, que no habían venido desde que se mudó. El recibidor, la cocina, el comedor. Las vistas desde el balcón, que le encantan. Les enseña las tres macetitas con flores de colores que compraron el domingo pasado en un mercadillo que se encontraron paseando. Se ha preocupado de que todo estuviera limpio y ordenado, especialmente su dormitorio. Y se ha asegurado tres o cuatro veces ya de que ha guardado todo lo que definitivamente no quiere que vean sus padres.

Quiere causar buena impresión, parecer de verdad un adulto funcional que vive con su pareja y no necesita a sus padres. No entiende por qué le da reparo que sus padres vean que Juanjo y él se han instalado definitivamente en su habitación, que ahora es la de los dos. Han puesto los dos escritorios y todas las estanterías de Martin en la que era la habitación de Juanjo, que ahora hace de oficina/estudio.

Sus padres lo tratan como lo más normal del mundo. Su padre se asoma por la ventana y bromea con que tienen buenas vistas (viven delante de un taller mecánico) y su madre dice que las sábanas son muy bonitas y tienen buen tacto (las compraron de rebajas en Zara Home). El cajón de su mesita no es mirado sospechosamente por ninguno de los dos en ningún momento.