Capítulo 3

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Capítulo 3: Pensamientos y decepción.


Después de desearle todo lo malo en mi mente a Shinobu, sabía que necesitaba tiempo para pensar. Por eso fue que me alejé de todos en primer lugar. Necesitaba claridad.

Caminé en silencio hasta llegar al jardín. Era un lugar tranquilo, donde el viento susurraba entre las hojas y todo parecía demasiado en paz comparado con el caos que tenía en mi interior.

Me detuve por un momento y observé alrededor, como si el lugar pudiera darme algún tipo de respuesta y recordando que este era el lugar en donde conocí a...

—Tks... Kanao —susurré con disgusto. La sola mención de su nombre me causaba una sensación amarga.—

Sabía que estaba en una misión, así que al menos no tendría que lidiar con su presencia ahora. Me senté en el frío piso de madera, sintiendo la superficie dura bajo mis piernas. Necesitaba pensar, y el jardín, con su calma engañosa, parecía el lugar adecuado para hacerlo.

Llevé mis manos a mi cabello, agarrándolo con fuerza mientras intentaba ordenar mis pensamientos. Era una maraña de odio, frustración y resentimiento.

La verdad es que no podía soportarlos. A ninguno de ellos. Tokito, Shinobu, Kanao... Todos ellos habían contribuido a la muerte de mi hermano, directa o indirectamente, y no podía perdonar eso. Pero sabía que no podía simplemente ir y atacarlos como si nada. No ahora. No de la forma en que lo deseaba.

Suspiré con frustración, cerrando los ojos por un momento mientras apretaba los puños con fuerza. ¿Cómo había llegado a este punto? Nunca había sospechado de ellos, nunca había pensado que pudieran volverse en mi contra o contra mi hermano.

Había algo que no dejaba de dar vueltas en mi cabeza. Algo que me incomodaba profundamente, pero que hasta ahora no había podido identificar del todo.

Cerré los ojos y comencé a recordar cómo me trataban todos. Tokito, con su torpe amabilidad, Shinobu, siempre con una sonrisa suave y palabras tranquilizadoras, Mitsuri, lleno de entusiasmo y cariño... Cada uno de ellos había sido amable conmigo desde el principio. Me habían apreciado, se habían preocupado por mí.

¿Por qué nunca pude detectar ningún rencor o odio en ellos? Desde que llegué aquí, siempre olí respeto, admiración... incluso aprecio. Nunca hubo un olor a traición en el aire cuando se trataba de mí.

Sin embargo, cuando se trataba de Nezuko...

Abrí los ojos de golpe al darme cuenta.

—No era yo a quien despreciaban —susurré, sintiendo cómo la verdad caía sobre mí como una pesada carga—. Es Nezuko.

Todos ellos... estaban bien conmigo, pero no con él. Ese era el detalle que había ignorado todo este tiempo. Por eso nunca había podido oler odio o rencor hacia mí. Me trataban como un igual, me valoraban como un cazador. Pero mi hermano... para ellos, Nezuko seguía siendo una amenaza, algo que vigilaban de cerca.

Mi corazón se apretó ante esa amarga revelación. Pensé que estábamos juntos en esta lucha, que había encontrado camaradas en quienes confiar. Pero ahora lo entendía mejor. Me apreciaban a mí, pero no a él. No confiaban en él. Y eso cambiaba todo.

Excepto... Sanemi e Iguro.

Siempre había algo extraño en ellos, algo que no podía descifrar del todo. Desde el primer momento, había sentido algo diferente en el olor que desprendían hacia mí. No era el mismo respeto o admiración que olía en los demás. En ellos había una mezcla de odio... con algo más. Algo parecido al... ¿cariño? No tenía sentido. ¿Cómo podía alguien sentir odio y cariño al mismo tiempo?

Llamas de Venganza: El Laberinto de la Oscuridad (Tanjiro fem.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora