Hoy hacía un día hermoso.
Lo malo es que en los días hermosos era donde más se sudaba. O por lo menos esa era la experiencia de Tumir en el campo.
Eso de mover carretillas con montones más grandes que tú nunca apetecía; pero en un día soleado y apacible, apetecía muchísimo menos.
Por eso Tumir no se quejó cuando su padre le mandó a visitar la Mansión Teigen para intentar hacer un trato para ser sus proveedores de hortalizas habituales. Al fin y al cabo, su familia se llevaba encargando de alimentar a la nobleza durante generaciones.
En los últimos años, después de que la guerra terminara, habían conseguido aumentar sus cultivos y ahorrar algo de dinero para comprar más terrenos. Las reformas que había hecho ese tal Lantsov les habían ayudado para conseguir hacerse un pequeño hueco entre los mercados de Balakirev.
Tumir siguió andando por las calles de la pequeña ciudad, acercándose a los laterales de los edificios para evitar chocar con algún carromato demasiado acelerado.
En un par de calles llegaría ya a la parte rica de la ciudad de Balakirev. Cuanto más se acercaba más sentía que las cosas cambiaban. Por ejemplo, las calles estaban más limpias, había más gente paseándose por las calles y la cantidad de carruajes con caballos iba en aumento.
Ya, cuando la mayoría de personas llevaban traje y bombín en vez de camisas simpes y boinas, Tumir sabía que tenía que parar de silbar y andar erguido, como su madre siempre le decía que fuera.
Su padre le solía repetir que no se metiera nunca en la política del país, sobre todo en los tiempos delicados que corrían. Pero Tumir no podía evitar pensar en todo lo que estaba pasando.
Sí. Ese Lantsov les estaba ayudando muchísimo más que cualquier otro rey había hecho en los últimos años, pero tampoco es que tuviera el listón muy alto.
Las cosechas habían aumentado, los impuestos habían bajado y las nuevas máquinas les estaban haciendo la vida más fácil. Ravka estaba alzándose después de lo que ese cabronazo del Oscuro hizo al crear la Sombra.
Pero, cada vez que su padre le mandaba a hacer recados en alguna parte acomodada de la ciudad, Tumir no podía evitar pensar que sólo les estaban disminuyendo los impuestos y ofreciendo subvenciones para que no se quejaran de que había hambrunas y siguieran trabajando para ellos.
Por cada pareja bien vestida que pasaba, Tumir se imaginaba que ese podría ser él. Con un cómodo peso de monedas en el bolsillo y oliendo a colonia en vez de a barro y sudor. ¿Por qué ellos y no él? ¿Por qué una minoría mimada y no una mayoría trabajadora?
Cuando giró la calle, Tumir se encontró con la Mansión Teigen a la izquierda de la enorme avenida.
Entre todas casas enormes y elegantes, llenas de cincelados intricados y materiales caros que se habían puesto tan de moda últimamente, la Mansión Teigen se alzaba como un edificio achaparrado y ancho, asemejándose a un viejo bajito y rechoncho que retrataba los antiguos gustos y maneras entre toda la pompa de la nueva sangre noble.
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Reino de Espadas y Sombras ● Nikolai Lantsov
Fanfiction-¿Algún día aprenderás a callarte, Moy Zar? -Ese día será el mismo en el que tú aprendas lo que es la diversión, mi querida soldado. Evegnia Keith sólo sabía hacer una cosa en su vida: Luchar. Tal vez por eso había sido elegida para proteger y guard...