Capítulo 03 - Traición y Dolor

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En un callejón oscuro, una joven se despertó sintiendo el frío y húmedo suelo debajo de ella. Desconcertada, miró al cielo, encontrándose con el rojo cielo del infierno.

Ella empezó a llorar al recordar nuevamente todo lo que le había pasado en los últimos días y cómo una gran ola de emociones: miedo, dolor, angustia, decepción, pero sobre todo traición.

Había sido traicionada por aquella en quien más confiaba, la misma que una vez le había mentido y a la que había decidido darle una segunda oportunidad después de lo que ella le había ocultado.

Solo quería hacer lo correcto, quería cumplir su trabajo, hacer valer aquello de lo que tanto ella y los suyos se enorgullecían de predicar.

¿Cuánto más tendría que soportar esto? ¿Cuánto más tendría que sufrir por culpa de aquellos quienes no podían ver que sus acciones estaban mal, que lo que ellos hacían no era correcto?

Por haber defendido lo justo, la habían traicionado de la peor manera. Aún podía recordar lo último que le habían dicho antes de que la expulsaran: "

Si no puedes ver la realidad y los prefieres a ellos antes que a nosotros, entonces estás en el lugar equivocado. Aquí no hay espacio para los traidores".

Jamás pensó que ella la traicionaría de esta forma, despojándola de su gracia, dejándola caer al infierno y sellando sus poderes, dejándola desprotegida.

Se sentó mientras abrazaba sus piernas en un inútil esfuerzo por darse calor ante el frío que estaba sintiendo, mientras se decía que todo mejoraría, que de alguna manera saldría de esta mala situación.

Miró su vestido, antes blanco como la nieve; ahora estaba manchado y sucio. Su cabello, del que se sentía orgullosa por lo bien que lo mantenía, ahora estaba desaliñado y cubierto por la suciedad que había en el callejón. En ese momento recordó a la única persona que podría rescatarla de esta mala situación. Si lograba llegar con ella, tal vez podría ayudarla.

Se levantó y, con temor, caminó hacia la salida del callejón, donde pudo ver a diferentes pecadores y demonios que caminaban por la calle sin ninguna preocupación. Con temor, empezó a caminar mientras miraba a los lados y de vez en cuando detrás de ella, esperando que no fuera seguida por alguien con malas intenciones.

Después de caminar durante varios minutos, se dio cuenta de que no sabía a dónde ir y que, para empeorar las cosas, notó cómo un grupo de tres individuos la estaba siguiendo. Presa del pánico, empezó a caminar más rápido y, en un intento de perderlos, empezó a tomar calles al azar, lo que provocó que terminara perdiéndose aún más de lo que ya estaba.

Completamente desesperada, dio la vuelta en una calle sin observar bien el lugar, lo que ocasionó que terminara metiéndose en un callejón del que no tenía forma de escapar. Cuando trató de salir del callejón, vio que sus perseguidores estaban frente a ella, sonriendo al haberla acorralado.

—Por favor, váyanse, no quiero lastimarlos —dijo ella.

Ellos se empezaron a reír de ella. ¿Acaso no podían ver que no quería lastimarlos?

—No te preocupes, princesa, pronto disfrutarás tanto como nosotros —dijo el tipo 1.

—Váyanse —repitió ella.

—No te resistas y seremos gentiles —añadió el tipo 2.

Ellos empezaron a acercarse a ella, lo que provocó que el miedo la invadiera, por lo que cerró los ojos esperando su cruel destino.

—¿Qué dicen, creen que Valentino nos recompense si se la damos así como está? —preguntó el tipo 3.

—Es de las que le gusta, hará un buen negocio con ella, será muy solicitada —respondió el tipo 2.

Entre un Ángel y un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora