05 | As bajo la manga

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Evelyn

Después de la conversación con Jackson, nos dirigimos de vuelta al pueblo. El camino transcurrió en un silencio inquietante, roto solo por el crujir de las hojas bajo nuestros pies. 

Mi mente estaba atrapada en un torbellino de pensamientos, evaluando cada palabra que él había dicho. La idea de quedarme en su casa me revolvía el estómago.

Era un completo desconocido, y aunque había algo en él que me inspiraba una extraña confianza, no podía ignorar la voz en mi interior que me recordaba lo peligroso que sería confiar en alguien tan fácilmente. 

No después de lo que me pasó aquella noche, cuando esos hombres me persiguieron por el bosque. Asumí que fue por mi magia, pero no estoy segura. Pensar en ello me hace un nudo en la garganta, recordándome que no puedo bajar la guardia, no ahora. 

Tal vez nunca pueda bajar la guardia. No cuando llevo conmigo un legado tan peligroso y codiciado. Ser una Moon significa estar siempre en alerta, con el peso de generaciones de poder en mis hombros y las miradas de quienes lo desean clavadas en mi espalda.

Es un precio que tengo que pagar, uno que me hace cuestionar cada paso y desconfiar de cada persona que se cruza en mi camino. A veces me pregunto si algún día podré vivir sin esa sombra, pero en el fondo sé que es un sueño lejano, casi imposible.

Estoy tan absorta en mis propios pensamientos que no me doy cuenta de que hemos llegado al pueblo. Al menos no hasta que el sonido distante de voces y el eco de nuestras pisadas en el empedrado me sacan de mi ensimismamiento. 

Parpadeo, sorprendida de lo rápido que ha pasado el tiempo, y miro a mi alrededor, reconociendo las calles que apenas había comenzado a explorar esta mañana. Jackson sigue a mi lado, en silencio, como si también estuviera perdido en sus propios pensamientos.

Lo observo por unos segundos, su cabello negro cae desordenado sobre su frente y, por un instante, alcanzo a ver sus ojos miel fijos en el camino delante de nosotros.

De repente, Jackson gira su rostro hacia mí, como si hubiera sentido mi mirada sobre él. Sin pensarlo, desvio la vista rápidamente, fijando mis ojos en el suelo, sin querer que se de cuenta de que lo estaba observando.

Siento un ligero calor en mis mejillas y me reprocho por haber sido tan evidente. No puedo permitirme bajar la guardia, ni siquiera un momento, y menos dejar que él vea lo que pasa por mi mente.

Jackson rompe el silencio con una pregunta sencilla.

—¿Tienes hambre? —su voz me saca de mis pensamientos. Asiento ligeramente, aunque en realidad no estoy segura de si el nudo en mi estómago es hambre o nervios—. Vamos a pasar por la tienda de Raphael para buscar la cena.

Toma la iniciativa mientras me hace un gesto para que lo siga. Su tono es casual, pero hay una calidez en sus palabras que me hace sentir un poco más a gusto, aunque la desconfianza sigue latente en mi interior.

Caminamos en silencio, lado a lado, durante un buen rato. Mientras avanzamos por las calles tranquilas, levanto la vista hacia el cielo nocturno. Las estrellas brillan con una claridad casi mágica, y la media luna, delgada y resplandeciente, ilumina el camino frente a nosotros con su luz plateada. 

Hay algo en esa escena que me calma, como si el cielo me recordara que, a pesar de todo, aún queda algo de belleza en el mundo, incluso en medio de tanto peligro.

Llegamos a la tienda de Raphael y Jackson se detiene frente a la puerta. La abre con un gesto amable, indicándome que pase primero. El gesto me resulta familiar; es el mismo que hizo esa mañana cuando me entregó la leña que había cortado para Raphael. 

The Witch's Legacy  |  El legado de la brujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora