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And his voice is a familiar sound

Sus ojeras se habían incrementado visiblemente. Sujetaba la mano de Hana tan fuerte, esperando a que reaccione. Le contaba sus días en Zimbabwe, y cómo extrañaba a Chuuya. También le habló sobre la comida, las veces que no pudo dormir y el calor que sentía algunos días.

Tenía la esperanza de que ella pudiera escuchar cada una de sus anécdotas y se levantara exclamando lo idiota que fue al no despedirse de Chuuya como debió haberlo hecho.

—Te traje algunos obsequios— Sonreía, acariciando su mejilla izquierda. —Estoy muy emocionado por que los puedas ver. Ah, y también saqué muchas fotos para mostrartelas.

— Señor Dazai, la paciente debe descansar, y tenemos que hacerle algunos chequeos. Podría por favor...

—Sí, sí.—Interrumpió y se levantó para salir de la habitación. —Nos vemos mañana.

—Sí, señor. Le estaremos avisando cualquier cosa. —Dijo la enfermera, cerrando la puerta una vez Dazai salió.

Su sonrisa volvió a desaparecer y nuevamente se sintió derrotado por la realidad. Se sentía increíblemente solo.

Días antes, todos habían vuelto al país y se organizó una fiesta de regreso. Una página publicó fotos en exclusiva. Dazai pudo divisar entre toda la multitud a Chuuya, bailando con una botella en la mano y a su costado Atsushi con Yosano, los tres parecían divertirse muchísimo. Más abajo vio fotos de las bebidas, del resto del cast bailando, besos entre Ranpo y Poe, y algún que otro colado a la fiesta que tuvo suerte de aparecer. Realmente nadie parecía siquiera notar que él hacía falta ahí.

Lo que no sabía Dazai, es que su ausencia estaba carcomiendo a Chuuya muy despacio. Ni siquiera tenía fuerzas para levantarse una vez llegó a su país y por esa razón, fue a quedarse esos días en la casa de Akutagawa.

De no ser porque Atsushi vino a buscarlo y le dijo que su amigo también podía ir, ni siquiera hubiera asistido a aquella fiesta de mierda.

¿Tal vez se propasó al decirle todo eso a Dazai? ¿Y si ahora mismo estaba acostándose con esa tipa con la que estaba comprometido? De solo pensarlo....

¡No! Él valía más que todo eso.

—Chuuya, ¿cuándo piensas irte a tu casa? No es que me estorbes aquí ni nada pero... llevas días sin salir desde aquella noche en la que fuiste literalmente obligado a asistir.

—Aku... ¿por qué duele tanto el amor?— Dijo finalmente, con un tono cabizbajo que a su amigo le golpeó el pecho. Akutagawa estaba al tanto de todo, Chuuya se lo contó el mismo día que llegó y se lanzó a llorar en sus brazos.

El azabache seguía sin asimilar aquello, pero no era momento de ver lo creíble o increíble cuando Chuuya estaba volviéndose más sofá que persona.

Juraba que si encontraba a Osamu Dazai por la calle, lo golpearia hasta hacerlo llorar.

***
  Año nuevo estaba a la vuelta de la esquina, lo que significaba que el avant premiere de Safari Love también. Los medios y el público general estaban enloquecidos por el tráiler oficial.

De Dazai ya no se sabía y se especulaban muchas cosas: algunos decían haberlo visto en el restaurante de Londrés cenando con una mujer; otros, supuestamente lo fotografiaron en la discoteca de París con una modelo coreana; más ninguno sabía realmente que el castaño estaba pasando por el peor momento de su vida.

Hana tenía una recuperación lenta, inestable. Su corazón latía, pero ella no despertaba aún. Se había vuelto parte de su rutina pasarse por el hospital al menos dos horas al día para observarla y contarle cosas. Tenía esperanzas, se forzaba a tenerlas.

— Hoy traje unas flores bastante novedosas, son balsaminas.—Habló con alegría— La chica de la tienda me dijo que necesitan luz solar abundante, así que debes ponerte bien para sacarlas al sol lo antes posible.

No recibió respuesta, como era obvio. Dejó las flores en el sofá a lado suyo y se acercó a besar la frente de la mujer, mientras jugaba con sus cabellos sueltos en ella.

Eran tan blancos, que Dazai no podía recordar el color real de ellos. Tenía la impresión de que Hana siempre fue así, pero al mirarle el rostro, notaba sus facciones caidas tan visiblemente, que la nostalgia se apoderó de él.

No le dio tiempo de seguir pensando en nada, cuando recibió una llamada, miró el nombre y se vio forzado a atender.

Dazai, ¿cómo has estado? — El escalofrío que recorrió su cuerpo, aun sin ser visto, pudo ser sentido por la persona del otro lado de la linea. — Creo que es momento de que cerremos nuestro pequeño negocio.

—Resulta que me estás llamando en una situación no muy grata, así que voy a colgar.

Sí, por supuesto. Cuelga todo lo que quieras, pero ten en cuenta que yo no soy un hombre paciente, Dazai; la prensa amaría...

— Mañana. — Sentenció entonces. Tratando de sonar neutral, porque no valía la pena hacer un show en la habitación de Hana. — Iré mañana a tu oficina. — Dicho esto, colgó.

Mori claramente no se olvidaría de aquel estúpido contrato. No pensaba que lo llamara tan pronto, igualmente.

Tramaba algo más.

El estómago se le revolvió de repulsión de tan solo pensar en él sujetando las manos de una mujer desconocida, manteniendo una vida matrimonial falsa, mientras Mori seguía haciendo con él lo que quisiera. Su mente se desvía a Chuuya, ¿qué estará haciendo Chuuya? ¿Lo odiará? Eso es obvio.

Sus ojos se abren sobresaltado, pensando en un futuro en el que Chuuya ame a alguien más, en el que es tocado por alguien más, en el que... ya no se acuerde de él. De repente siente sus labios secos.

Wildest DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora