Capítulo 36

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Ante esas palabras, los vasallos levantaron las voces con indignación.

—¡Por favor, absténganse de hablar así de la bebé!

—¡La bebé es la hija del destino verificada por el templo!

No obstante, los nobles que estaban de lado del anciano no perdieron el tiempo y también abrieron la boca.

—Pero ¿cómo es posible que nunca hayamos visto su poder divino?

—¿Quién de los presentes ha sido testigos del poder divino de la bebé?

—Cuando se es un niño, no es fácil controlar tu fuerza, así que no es algo que podamos ver tan fácilmente.

Así que este debe haber sido el segundo propósito. Robar mi credibilidad ante los aristócratas que me apoyaban.

Entonces, el duque, que estaba sujetándose la sien con los ojos cerrados, abrió la boca.

—Parece que se están divirtiendo. —Era una voz baja y tranquila, pero tan intimidante que me hizo temblar.

Al levantar lentamente los ojos, una mirada afilada apareció en sus fríos ojos azules.

El anciano y sus aristócratas cercanos tragaron saliva ante la mirada del duque. Como consecuencia, aquellos que estaban a favor de la adopción de Catalina doblaron las rodillas al instante.

—Por favor, piense en la gente del territorio.

—¡Todo esto es por la gloria de Dubled!

—¡Por el duque!

La mayoría de los vasallos reunidos en la sala del trono gritaban al unísono que todo era por la gloria de Dubled.

Me estaba volviendo loca.

< ¡No lo hagan, bola de tontos!>

Parecían pensar que, si presionaban, el duque no tendría más elección que aceptar, pero ese no era el caso en absoluto.

En un futuro, debido a un cierto incidente, los vasallos escribieron una petición y la entregaron a través del senado.

Más de la mitad de los nobles de la vasta orden de Dubled se unieron para presentar una petición al duque. Entonces, el duque de Dubled enterró vivos a todos los aristócratas que participaron de dicha petición.

Si todos mueren ahora, seré llevada al templo una vez más ya que el duque no sería un padre adecuado para criarme.

<Si eso ocurre, no poder hacer nada.>

Así que grité un «¡Vaya!» y corrí hacia la caja con el mineral.

—¿Esto es para Blaine?

—Oh, pequeña—dijo el vizconde Dubbos, perplejo ante la pregunta que hice fingiendo inocencia.

El anciano entornó los ojos.

—Lo sería si la bebé pudiera anular la barrera.

—Blaine quere itentalro.

Las bocas de quienes abogaban por la adopción de Catalina se torcieron en una mueca y los demás me miraban como si de verdad pudiera hacerlo.

—Yo...—dijo Catalina, fingiendo estar triste. —Sería peligroso si no tuvieras el poder divino para levantar la barrera.

North, el vizconde Dubbos e incluso los chicos parecían pensar que no podía hacerlo.

—LeBlaine, déjalo estar, parece ser peligroso.

—¡Sí, te compraré un juguete mejor!

Sé que puede ser peligroso o quizás no. No, estaba segura de que nunca podría hacerlo. Lo supe en cuanto sentí el mineral. Esto no era algo que pudiera resolver.

Me dejo criar por los villano, ¿que podría salir mal?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora