Capítulo 41

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Fue entonces que esbozó una sonrisa.

—... ¿Eh?

La mano de Urso se torció grotescamente.

¡Bang!

Su cuerpo salió volando y se estrelló contra la pared, quedando incrustado en ella.

¡Bang, bang, bang, bang!

Una silla destrozada voló a través del aire, clavándose junto a su cabeza, a sus pies y a ambos lados de sus brazos. Como si fueran dardos. Todo ocurrió tan rápido que no tuvo tiempo de gritar.

<Oh...>

Yo estaba impresionada, y Urso estaba al borde del desmayo.

El silencio cayó en la capilla, interrumpido solo por el eco bajo de los pasos de Boone. Con una mirada fría y sin emociones, observó a Urso, que estaba pálido de terror.

—Insensato.

Los ojos de Urso se agrandaron. Al oír la voz, finalmente comprendió que Boone era un hombre.

—¿Prefieres que te aplaste los testículos o que te doble el escroto?

—¿Q-qué...? ¿Qué...?

—Oh, no te preocupes. Si no te gustan esas opciones, también puedo hacer que te reviente el trasero, hijo de puta. —Mientras decía esto, Boone lanzó insultos con una voz tranquilizadora.

Urso, pálido de miedo, miró desesperadamente hacia la puerta. —¡Af-fuera! ¿Hay alguien afuera?! ¡Eh! ¡Ayúdenme! —Gritó, pero afuera estaba todo en silencio.

<Si alguien fuera a venir, ya lo habría hecho.>

La presencia de los caballeros que estaban frente a la puerta desapareció cuando Urso entró. Probablemente los había alejado para poder hacer su sucia tarea en la capilla. Era el karma.

—¿Q-quién eres? ¿Eres un asesino enviado por la Granja Dori? ¿La Compañía Rotel? ¿O el jefe de la aldea? ¡No importa de dónde vengas! ¡Te daré tres veces lo que te han pagado! —

Parece que tiene mucho dinero ahorrado gracias a todo lo que ha saqueado a su alrededor.

Pero Boone no mostró ni el más mínimo interés. Sosteniendo el cuello de Urso, levantó la otra mano. Sus uñas se alargaron y se volvieron tan afiladas como cuchillas.

—¡Basta! —Corrí rápidamente hacia ellos.

Los ojos de Urso se abrieron de par en par, casi desorbitados, al verme bajo la tenue luz de la luna.

—No pedes matarlo ahora.

—Pequeña, en este mundo hay personas que no merecen vivir.

—Lo sé. Pero no pedes hacelo. —Este hombre tenía que ser quien verificara nuevamente mi poder divino. Si algo le sucediera a Urso antes de esa verificación, pensarían que fue un complot de Dubled para monopolizar mi poder divino.

<Incluso el Vaticano podría intervenir.>

Era obvio que un movimiento precipitado traería consecuencias aún peores.

Boone parecía molesto, pero finalmente soltó a Urso.

Urso se deslizó por la pared y cayó al suelo con un golpe sordo.

—¿La niña del destino? —Luego miró a Boone con una furia asesina. —¡Vaya, eres un guardaespaldas de Dubled! ¿Eres un lobo? ¡Cómo te atreves a intentar dañar a un sacerdote! ¡Voy a informar de esto al Templo Central, no, al Vaticano...!

Me dejo criar por los villano, ¿que podría salir mal?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora