Capítulo 49

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Roman miró a la niña tendida en la plataforma circular y se acarició la barba.

—Buen trabajo.

Al oír las palabras de Roman, el mago con túnica negra se inclinó profundamente.

El ayudante del vizconde Roman miró a la niña, a su maestro y al mago alternativamente, con expresión de miedo.

—¿Está bien hacer esto? ¡Secuestrar a la hija del destino...!

—Se trata de devolverla al lugar de donde vino. No es un secuestro.

—Pero si su excelencia se entera...

—Por eso lo estamos haciendo ahora. Hay que aprovechar que está distraído con el tema de la espinela.

Jajaja, riendo, le dio un golpecito en los talones a LeBlaine, que estaba tumbada boca abajo, y luego la giró dejándola boca arriba.

—¿Eh?, ¿qué es esto?

Fue justo cuando estaba refunfuñando.

Chirrido—

Se escuchó el sonido de bisagras oxidadas y alguien entró.

—¡Presidente! —Roman corrió hacia él con expresión feliz.

—¿Por qué me has llamado hasta aquí...? —El presidente no pudo terminar su discurso y miró a LeBlaine, que yacía en la plataforma. Su rostro se endureció. —¿Qué demonios es esto?

—Es una prueba de lealtad al presidente.

No había otra prueba de lealtad más fiel que ésta. Se atrevió a secuestrar a la niña del destino del recinto del Duque de Dubled.

—Ahora, tolo lo que tenemos que hacer es entregar a la niña al traficante de esclavos, y el trabajo estará hecho. Ah, no tiene de que preocuparse. Predije que algo como esto sucedería en el futuro, y he reclutado a los magos del castillo. Nadie podrá encontrarnos a través de la barrera...

—Es una rocura.

Roman, que hablaba en voz alta con una expresión de orgullo, vaciló. Al volver la cabeza, vio como LeBlaine se levantaba y se sentaba en la mesa redonda.

—¿Edes tonto? ¿Cómo es posible que el diuque fueda a ser retenido por una simpe badera?

—¿Qué? —La cara de Roman se puso roja. —¡Cómo te atreves a decir eso...!

Pisando fuerte, Roman se acercó a LeBlaine y levantó la mano. Sin embargo, no pudo darle en la mejilla como planeaba y le detuvieron la muñeca.

Era el presidente.

—¡Qué le haces a mi señorita!

—... ¿Eh? —Roman preguntó con cara de tonto.

¿Cómo que señorita? Entonces...

¡Bum! ¡Bum!

Algo explotó al otro lado de la puerta y comenzó a escucharse el ruido de las botas de los caballeros.

El asustado ayudante de Roman le dijo al mago que preparara una barrera. El mago intentó rápidamente hacer una barrera, pero antes de que pudiera hacerla, gimió.

—¡Ugh...! —Eran las secuelas del hechizo lanzado sobre LeBlaine.

Después de que LeBlaine casi fue atacada, el propio duque puso varias capas de magia. Era magia de protección, magia de rastreo y una maldición.

Quien lanzara un hechizo sobre LeBlaine, como consecuencia destruiría el punto de salida del mana en su cuerpo.

Roman se dio cuenta de que las cosas se estaban poniendo extrañas.

Me dejo criar por los villano, ¿que podría salir mal?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora