Capitulo II pt.3

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Los días y los meses pasaron hasta que mi memoria fue regresando gradualmente y pude al fin acostumbrarme de nuevo a mi vida. Aunque mis fuerzas no habían regresado del todo y mi cuerpo aún se encontraba algo entumido, practiqué de nuevo los ninjutsus y el taijitsu. Descubrí que todos los kekkei genkai que había poseído en el pasado habían desaparecido, entonces me pregunté cuál había sido el verdadero precio que había tenido que pagar para poder regresar.

Por cualquier lugar al que iba escuchaba de decenas de muertes y de personas desaparecidas, sin duda Obito no se detendría, pero necesitaba idear un plan antes de confrontarlo. Investigué lo más que pude acerca de mi pasado, pero era prácticamente imposible encontrar algo significativo sin tener que pisar de nuevo la Aldea de la Hoja, y aún no estaba lista para hacerlo, aunque extrañara con todas mis fuerzas a mi familia y a mis amigos.

Me encontraba deambulando en la Aldea Oculta entre la Lluvia en busca de mis antiguos amigos, Nagato, Konan y Yahiko, ellos eran los únicos que podían apoyarme en estas circunstancias; pero no podía encontrarlos. Se estaba haciendo de noche y la lluvia había arreciado, debía apresurarme a encontrar un lugar para refugiarme y poder pasar la noche.
La Aldea Oculta entre la Lluvia parecía un pueblo fantasma, había casas completamente destruidas y otras con las puertas y ventanas rotas. Entonces no pude evitar volver al pasado y recordar a esos tres niños huérfanos y asustadisos que rogaban por unas cuantas migajas de pan para poder sobrevivir a la terrible guerra. Mi corazón se contrajo. Yahiko tenía el deseo sincero en su corazón de crear un mundo sin guerra, al igual que Obito, y no podía no sentirme culpable de que el responsable de que el deseo del chico de cabello naranja y de sus dos amigos no se pudiera hacer realidad, era mi hermano, quién había decidido corromperse por el odio y la venganza.

Perdida en mis pensamientos, no pude escuchar los pasos que desde hacía rato me seguían por detrás, hasta que llegué a un lago y vi a una persona sentada en la orilla del muelle. Estaba de espaldas y llevaba una bata negra con una especie de nubes rojas como patrón.
Sentí un dolor extraño en el pecho y la piel se me erizó. La curiosidad, pero sobre todo un toque de esperanza, hicieron que me acercara con sigilo, pero antes de siquiera pisar el inicio del muelle la silueta desapareció, convietiéndose en muchos cuervos que comenzaron a volar. Corrí hacia el extremo del muelle y vi cómo una hoja de papel caía junto con varias plumas negras.

Encuéntrame. Era lo que tenía escrito el papel.

Mis labios temblaron y sentí cómo el cuerpo se me helaba de pies a cabeza. No tenía duda que mi piel se había puesto tan fría y pálida como la niebla que comenzaba a salir del lago.

— Itachi —fue lo que pude articular.

Escuché un ruidoso graznido de un cuervo que se encontraba posado en la rama de un árbol cercano a mí, me observó unos segundos y después comenzó a volar. No pensé en nada en ese momento, ni siquiera de si se trataba de alguna trampa, así que lo seguí, y empecé a correr como loca, pidiendo con todas mis fuerzas que mi corazón no se estuviera equivocando y que por un milagro, ese cuervo me llevara hacia la persona que había estado buscando por todo este tiempo.
Mi cuerpo estaba lleno de adrenalina y la sangre me ardía.

Itachi.

Mi Itachi.

Durante todo este tiempo estuve buscándolo con desesperación. Shisui me dijo que Itachi no estaba en la Aldea de la Hoja, que no podía regresar ahí; no me dijo la razón, pero dijo que desde hace tiempo se había estado escondiendo de él y que no conocía con exactitud su paradero ya que siempre que encontraba alguna pista, Itachi volvía a desaparecer por completo.
Eso provocó que mi corazón diera un vuelco y comenzara a preguntarme si en verdad la persona que estaba persiguiendo en este momento se trataba de Itachi, y si así era, ¿cómo reaccionaría?.

Por Siempre «Shisui Uchiha»Where stories live. Discover now