𝕵𝖚𝖌𝖆𝖒𝖔𝖘?

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El sol del verano bañaba la habitación de la joven japonesa, filtrándose por las cortinas ligeras que se movían con la suave brisa

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El sol del verano bañaba la habitación de la joven japonesa, filtrándose por las cortinas ligeras que se movían con la suave brisa. En su escritorio, rodeada de pantallas y dispositivos, la chica de 21 años se ajustaba los auriculares mientras encendía el simulador de carreras. Como cada tarde de verano, estaba lista para compartir unas horas con su mejor amigo, Yuki Tsunoda, el único momento en el que el piloto de Fórmula 1 tenía un respiro de su agitada vida en la pista.

El sonido del motor virtual rugió en sus oídos mientras cargaba el circuito. A través de Discord, su voz familiar resonó en la sala. "¿Listo para perder otra vez, Yuki?", bromeó, con una sonrisa que él no podía ver, pero podía sentir.

Al otro lado de la conexión, Yuki rió. "Hoy es el día en que te derroto, prepárate," respondió, con el típico tono desafiante que acompañaba sus competencias en el simulador.

La carrera comenzó, como tantas otras veces. Ambos compartían una sincronía perfecta en la pista virtual, con maniobras rápidas y precisas que solo dos amigos tan cercanos podían lograr. Sin embargo, esta tarde no era como las demás.

Sin saberlo, Yuki no estaba solo. En su sala de estar, algunos de sus compañeros pilotos habían decidido acompañarlo en su día libre, intrigados por las habilidades de la amiga que tanto mencionaba. Entre ellos estaba George Russell, el joven piloto de Mercedes, quien observaba con interés la interacción entre los dos amigos.

Mientras los minutos pasaban, la chica decidió enviarle un mensaje privado a Yuki. Con una sonrisa, escribió algo divertido sobre la carrera, sin imaginar que este mensaje, habitualmente solo para su amigo, sería leído por otros ojos.

Yuki no pudo evitar reír en voz alta, lo que atrajo la atención de George. "¿Qué te ha dicho?" preguntó, curiosidad evidente en su voz.

Yuki, aún riendo, mostró la pantalla a George, quien leyó el mensaje. Aunque fue algo sencillo, un comentario que solo alguien con una relación cercana podría hacer, George sintió una chispa de interés. Había algo en la manera en que la chica se comunicaba, en cómo interactuaba con Yuki, que lo hizo querer saber más sobre ella.

El resto de la tarde transcurrió sin que la chica supiera que tenía una audiencia adicional. Sin embargo, para George, esta primera impresión dejó una marca. ¿Quién era esta chica al otro lado de la pantalla? ¿Cómo era posible que, a través de un simple simulador de carreras y algunas líneas de texto, hubiera captado su atención de esa manera?

Mientras Yuki y su amiga se despedían al final del día, George permaneció pensativo. En su mundo de alta velocidad y competencia, no era frecuente que algo fuera de lo ordinario llamara su atención de esta manera. Pero algo en esta chica, aún desconocida para él, lo había hecho.


El día había terminado, y los pilotos se reunieron en el cómodo salón de la casa de Yuki . Las risas y la camaradería llenaban el ambiente, con la adrenalina del día aún palpable en el aire. Sin embargo, había un tema que parecía estar en la mente de todos: la chica misteriosa con la que Yuki había estado jugando.

๖lค¢k ๓໐໐ຖ │George RussellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora