𝕸𝖔𝖘𝖈𝖆𝖘 𝖆𝖑 𝖈𝖗𝖎𝖘𝖙𝖆𝖑 𝖕𝖙2

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𝖀𝖒𝖆'𝖘 𝖕𝖔𝖛:

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𝖀𝖒𝖆'𝖘 𝖕𝖔𝖛:

Al salir del simulador, aún con la adrenalina de la hazaña que acababa de lograr, me quedé helada al ver la avalancha humana compactada en las puertas del hospitality. Observé esa masa de personas con horror. Lo último que quería era dar un espectáculo, y mucho menos atraer tanta atención. Todo lo que había planeado era promocionar los simuladores para Red Bull y AlphaTauri, nada más. No estaba preparada para la tormenta de preguntas, las cámaras y mucho menos para los contratos que me ofrecían sin siquiera saber mi nombre completo.

Pero no era una cobarde. Sabía que no podía simplemente esconderme, y por algún lado tenía que salir. Y si tenía que hacerlo, sería por la puerta grande, aunque el riesgo de ahogarme en esa marea de personas fuera alto. A paso firme y decidido, me dirigí a la puerta. Yuki, como siempre, a mi lado, dándome fuerzas con su presencia. Respiré hondo y, con una determinación que apenas reconocía en mí misma, abrí la puerta y salí al caos.

De inmediato me bombardearon con preguntas, flashes de cámaras y un torrente de voces. "Uma, ¿qué opinas de haber roto el récord de Max Verstappen?" "¿Estás considerando firmar un contrato para competir en Fórmula 2?" "¿Aceptas que te representemos en la Fórmula 1?"

Todo se mezclaba en una cacofonía abrumadora. Ofrecían contratos en el momento, me pedían autógrafos... ¿Autógrafos? Ni siquiera sabía escribir mi firma correctamente, y ya querían que firmase documentos importantes. Mi corazón comenzó a latir con fuerza. Me estaba abrumando más de lo que pensaba, y para colmo, no podía ver a Yuki por ningún lado. La presión de la multitud empezaba a cerrarse a mi alrededor, y mi mente se nublaba. No podía respirar, y todo a mi alrededor se volvía confuso, hasta que sentí un fuerte agarre en mi cintura que me sacó de la marea de gente.

"Gracias, Yuki," murmuré en un principio, asumiendo que mi salvador había sido él. Pero cuando levanté la vista, me sorprendí al encontrarme con aquellos ojos claros que no pertenecían a Yuki. Era George, el piloto de Mercedes. El mismo George que muchas mujeres codiciaban por lo que había escuchado en los paddocks, el británico que parecía tener una legión de fanáticas.

Parpadeé sorprendida, y antes de poder decir algo coherente, balbuceé: "Gracias, Ma–... digo, George." ¡Otra vez lo confundí con Max! ¿Por qué seguía ocurriendo? Sentí que el rubor subía rápidamente a mis mejillas. "Dios, lo notó," pensé, sintiendo que me quería hundir en el suelo.

George soltó una risa suave, pero genuina, mientras me observaba con esos ojos que parecían leer todo. "¿Estás bien, pequeña Uma?" me preguntó, con una amabilidad que hacía juego con su rostro siempre amable.

Pequeña Uma. ¿De verdad me estaba llamando pequeña? ¡Gran idiota! Suspiré, tratando de no perder la calma. "Estoy bien... pero ¿qué carajos pasó ahí?" solté sin rodeos, incapaz de disfrazar mi confusión. Vi que se sorprendió un poco por mi lenguaje, pero rápidamente recuperó su amabilidad.

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⏰ Última actualización: Sep 09 ⏰

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