𝗕𝗮𝗰𝗸 𝗧𝗼 𝗗𝗲𝗰𝗲𝗺𝗯𝗲𝗿 - 𝖯𝖺𝗋𝗄 𝖲𝗎𝗇𝗀𝗁𝗈𝗈𝗇 ✔︎

Episodio 08

This time is only you and I

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— Bueno, aquí estamos. En la pista de patinaje, ¿no extrañabas esto? — preguntó observando a Sunghoon.

— Si... ese aire frío – dice con una gran sonrisa en su rostro — bueno, vamos a empezar. Ponte los patine.

Me sente en la banca y empece a atar los patines, ¿por que esto era tan difícil? Sunghoon pareció notar mi dilema y se acercó hasta a mi para ayudarme con los patines. Me alegraba mucho que estuviera feliz de estar donde su corazón realmente pertenece, nuestras miradas se conectaron y la conexión que sentí con el fue inexplicable.

— ¡Vamos a la pista! — dije mientras me alejaba de el.

— Está bien...

Me puse de pie sujetándome con la baranda, ¿por que le dije que me enseñara a patinar? Tenía que admitir que me daba algo de miedo, cerré los ojos por instinto cuando entramos a la pista.

— ¿Como vas a patinar con los ojos cerrados? Abrelos. – dice el acercándose a mi.

— Me da miedo.

— No te preocupes, yo estaré contigo. – dice tomando mis manos.

La manos de Sunghoon en las mías hicieron que abriera los ojos, su brillante mirada y sonrisa me transmitió tranquilidad. Empece a patinar poco a poco mientras era guiada por Sunghoon, las risas contagiosas y las charlas eran nuestra música en ese momento, solo éramos nosotros dos. Como si el tiempo se hubiera detenido para darnos la maravillosa experiencia de estar solo nosotros, Sunghoon era un chico hermoso, y me dolía mucho saber que una linea paralela yo había lastimado sus sentimientos por culpa de mis inseguridades.

Pero no podía evitar pensarlo, ¿y si nos volviamos pareja y el se aburría de la rutina? ¿Y si me engañaba? ¿Y si...? Ese era mi pensamiento desde que empecé una "relación " con Sunghoon aquella vez, el miedo de ser traicionado por la persona que yo me amaba se apoderaba de mi en las noches y no me dejaba en paz por las mañanas. No se que pensaba Sunghoon de mi, pero probablemente tenía los miedos que yo.

— Yujin, ¿que pasa? – pregunta el al ver mi extraño estado.

— ¿Por qué? – preguntó mirándolo a los ojos.

— Tienes la mirada ida, ¿pasa algo malo?

— No, solo recordé que debo terminar un trabajo de la universidad. Hay un café por aquí cerca, ¿vamos? — mentí.

— Está bien.

Salimos de la pista de patinaje directo al café, intentaba desviar mis pensamientos negativos pero estos era tan fastidiosos. ¿Por que existen los pensamientos negativos? ¿Es para hacernos dar consciencia de que hacemos las cosas mal?

— Yujin, ¿que café quieres? – preguntó Sunghoon distrayéndome.

— ¿Eh? Ah, un latte por favor.

— ¿Algo de comer?

— No nada, así estoy bien.

— ¿Segura? El pastel de zanahoria es delicioso.

— Está bien, probémoslo.

— Sabía que iba a aceptar — dijo Sunghoon con una sonrisa.

Creo que no estaba en derecho de ser una persona exigente, menos con Sunghoon.

— Hermosa vista.

Sunghoon y yo caminábamos por la playa, hacía frío y el atardecer ya se iba acercando. Diciembre estaba a la vuelta de la esquina y con eso el día donde Sunghoon se me declaraba, pero, ¿en verdad pasaría eso? Si Sunghoon abandonaba la carrera de medicina para concentrarse en sus entrenamientos de patinaje, ¿realmente habría confesión? ¿Tendría que romper su corazón un trece de Diciembre nuevamente? Las preguntas no me dejaban pensar bien que podía hacer si una situación como esa se presentaba.

— Yujin, ¿que te pasa? – preguntó el preocupado.

— No me pasa nada Sunghoon, te lo prometo. Simplemente hoy son unos de esos días... nostálgicos.

— ¿Días nostálgicos?

— Si, esos días donde el clima es frío y extrañas algo pero no sabes que.

— Nunca me ha sucedido, jamás he extrañado algo.

— ¿Ni siquiera cuando dejaste el patinaje?

— Pensar en eso solo me hacía sentir frustrado, no nostálgico. Pensar en que no soy capaz de enfrentar a mis padres y decirles lo que realmente siento.

— ¿Y cuando lo haras?

— ¿Qué? — dice confundido.

— Sunghoon, tus padres ya vivieron su vida, es momento de que tu vivas la tuya. No puede negar que extraña a tus padres, diles lo que sientes.

— No van a entenderme... — soba su cabello frustrado.

— No importa. Ya hay personas que te entienden sin ser familia y eso es suficiente.

Sunghoon me tomo del brazo derecho y me acercó hasta el para darme un abrazo. Un cálido abrazo que borraba cualquier rastro del clima helado que nos acompañaba, el pecho de Sunghoon subía y bajaba, podía escuchar sus latidos acelerados y el olor de su colonia entrar por mi nariz. Esto era hermoso y acogedor, sin necesidad de palabras u otras muestras de amor.

Solo nosotros dos...