Capítulo I. Victoria Robada

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Desde que Carlos Sainz debutó en la Fórmula 1 en el año 2015, nunca le agradaron las entrevistas a las que estaban obligados a asistir después de cada Gran Premio, ya que era la principal fuente de malentendidos cuando los pilotos respondían con las emociones frescas por la carrera.

—Carlos, hiciste un gran trabajo en la pista el día de hoy —dijo un entrevistador—. Escuchamos la radio del equipo, pero no parecieron estar de acuerdo en que tu compañero cediera la posición, ¿qué opinas respecto a su decisión?

Una asistente le había indicado algunas cosas desde la pantalla de su celular anteriormente. Una de ellas decía que evitara el tema de la radio y sobre Charles, pero Carlos no tenía muchas ganas de obedecer ese día y el coraje le estaba nublando la mente.

—Sí, me parece que el equipo no ha querido notar que estuve haciendo mejores tiempos y hubo una mejor estrategia para hacer solamente dos cambios de neumáticos en toda la carrera. Fui el único que inició con duros, así que estaba en ventaja desde el comienzo.

—Parece ser que hicieron un undercut para que Charles tomara la primera posición cuando fuiste tú quien estuvo a la cima durante la mayor parte de la carrera, ¿cómo hubieras reaccionado si habrías estado en el lugar de tu compañero?

—Por supuesto que si se le dan las indicaciones de ceder la posición, debía de hacerlo. Es así de sencillo —sentenció con evidente molestia—. Pero el equipo no lo hizo, y por supuesto que Charles tampoco ha querido notar que le regalaron el primer lugar.

El entrevistador le dio una sonrisa con un desliz de incomodidad ante el estado del piloto y agradeció por su tiempo. Carlos se pasó una mano por la mejilla en señal de frustración, escuchando las palabras de Charles detrás suyo:

—No creo que se me haya regalado la posición —le comentó a su entrevistadora, enfocado por una decena de cámaras y micrófonos—. Hice lo que el equipo me indicó, y aunque Carlos haya abierto la carrera de la mejor manera para defender, cuando me posicioné en la primera posición, la diferencia de tiempos fue increíblemente grande. Para mitad de carrera, llevaba mejor ritmo. Está frustrado, y claramente no le debe agradar la situación, pero después lo platicaremos con más calma y lo solucionaremos.

Apretó la mandíbula tras escucharlo. ¿Platicarlo con más calma? En el primer instante en que lo tuviera de frente en una habitación privada, le iba a meter la paliza de su vida.

Se giró en dirección al entrevistado y mantuvo la mirada fija por un momento, hasta que el monegasco le correspondió con esos ojos verdes brillantes debajo de su gorra roja. Ninguno de los dos sonrió, simplemente se observaron con molestia y después interrumpieron a Sainz para que se dirigiera a su garaje y se reuniera con el equipo, así que se marchó bufando con enojo, aún sintiendo la mirada contraria sobre él.

Cuando llegó, su primo y mánager Carlos Oñoro, le puso una mano sobre el hombro y lo apretó en señal de apoyo.

—Carletes, hiciste lo mejor hoy.

Sabía que no quería decir eso. Quería decir mucho más, se le notaba en toda la cara, pero el piloto asintió con su cabeza y continuó su camino a la habitación para descansar, refrescar su cuerpo y ordenar sus pensamientos. Necesitaba hacerlo si no quería provocar un conflicto más grande cuando apareciera la figura de Leclerc en su rango de visión.

Desde que ingresó a Ferrari hace un año, pensó que sería el equipo perfecto. Tendría un buen compañero de equipo, un auto con un rendimiento excelente, directores audaces e ingenieros impresionantes; pero la realidad fue totalmente distinta desde que dejó a un maravilloso equipo como McLaren. Se arrepentía profundamente de haber firmado contrato con Ferrari durante tres años, que aunque no previó que sería de ese modo, realmente todo lo que siempre buscó se encontraba en el equipo naranja. Ferrari no alcanzó a llenar ni siquiera un cincuenta por ciento de sus expectativas: todo el equipo tenía un favoritismo hacia Charles, y no importaba la entrega y el esfuerzo que dedicara en prácticas, clasificaciones e inclusive en las carreras a lo largo del año, porque simplemente nadie lo notaba.

LA MALDICIÓN DE FERRARI  |  CharlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora