CAPITULO 3

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Lo recordaba todo.

Había recordado la muerte de Alby.

Recordaba todo, incluso más de lo que quería.

Teresa nos traicionó.

Fallamos en rescatar a Minho en el tren y apoyé a Thomas en planear otro rescate.

Yo me infecté de camino a rescatarlo.

Llegamos a la ciudad y allí nos encontramos a... Gally. Fue realmente sorprendente.

Rescatamos a Minho. Teníamos que encontrarnos con Brenda para escapar de la ciudad. Pero los ciudadanos de fuera de la ciudad se volvieron locos, volaron por los aires los muros de la entrada y todo fue un caos.

Explotaban todo a su paso, y mataban a todo soldado que se cruzaban. Y yo empeoré, no tenía la suficiente fuerza para continuar. No quería convertirme en un monstruo...

Le pedí a Thomas que me matara... pero no lo hizo. Me dijo que me salvaría, como no, Thomas nunca me hubiera dejado atrás. Pero después de eso... todo estaba en oscuro.

No había nada más.

¿Cómo había llegado aquí? ¿Qué hacía aquí? ¿Yo... llegué a convertirme? Thomas no pudo salvarme o quizá nos secuestraron a ambos antes de que todo se hiciera añicos en la ciudad.

Todo era tan frustrante.

Esta vez, al abrir los ojos. Mi vista está mucho más nítida que la última vez, podía distinguir las distintos muebles que había en mi habitación. La cama blanca sobre la que estaba tumbado, el armario, la mesa. Y lo que creía que era un cristal al frente mía, al lado de la puerta.

Mis brazos se sentían mucho más fuertes. Eso significaba que me estaba recuperando, ¿verdad? Acorde con lo que había dicho aquella mujer, mi cuerpo se estaba recuperando.

Debería aprovechar todas las fuerzas que mi cuerpo podía reunir para poder salir de aquí.

Pude levantarme de la cama sin ningún problema. Mis piernas podían sujetar el peso de mi cuerpo perfectamente y las articulaciones de los codos y rodillas ya no me dolían como antes. Pude moverme por la habitación sin que mis piernas perdieran las fuerzas. Decidí que podía salir de la habitación.

Agarré el pomo de la puerta, y lo giré. La puerta se movió y pude poner un pie fuera a la habitación. Salí a un pasillo, mi vista podía haber mejorado, pero seguía algo borrosa. No podía distinguir nada en este pasillo, solo tenía la opción de elegir una dirección y seguirla esperando encontrar una salida.

—Disculpe, señor, ¿está autorizado para estar aquí?

Una voz apareció desde mi espalda, al girarme no vi prácticamente nada, una masa de color azul al frente mía.

—Sí —agradecí que mi voz saliera alta y clara—, la propia doctora Agnes me ha trasladado a esta... zona.

—¿La doctora Agnes? Vaya, que suerte. ¿De qué área provenías? ¿Y cuál es tu especialidad?

Mierda.

—Disculpa, pero tengo que continuar con el trabajo.

—Oh, sí, disculpa. Si la propia doctora jefe te ha asignado aquí será por algo importante. Seguro que es para registrar el seguimiento de su paciente proyecto.

Me quedé callado, qué tendría que decir ahora. No tenía ni idea de quien era ese paciente. Y, al menos, ahora sé que esa mujer llamada Agnes es la doctora jefe.

—Perdona, doctor, le he entretenido demasiado. Seguiré mi camino.

—Espera. Llevo solo un par de horas aquí. ¿Podría indicarme la salida?

THE SURVIVORS - the maze runnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora