Capitulo 11: El precio del amor

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El sol apenas despuntaba sobre las torres del palacio, tiñendo el cielo de un suave rosa dorado. Charlotte, aún embriagada por la magia de la noche anterior, apenas había logrado conciliar el sueño. Las imágenes del vals con Lorem, las flores brillando como estrellas, y su promesa de regresar seguían latiendo en su mente como un eco interminable.


***

Los primeros rayos del sol comenzaron a filtrarse por mi ventana, bañando la habitación en una luz cálida y dorada. Parpadeé varias veces, tratando de despejar mi visión. Cuando mis ojos se enfocaron, sentí algo frío y metálico contra mi piel. Miré hacia abajo y descubrí, con sorpresa, un hermoso collar delicadamente ceñido alrededor de mi cuello. Estaba compuesto por un entramado intrincado de filigrana dorada, con patrones que parecían representar flores y hojas entrelazadas.

Lo más sorprendente era cómo el collar parecía pertenecerme desde siempre, como si hubiera estado esperando el momento preciso para aparecer, como si fuera un regalo de la misma noche mágica que acababa de vivir. Lo toqué con suavidad, sintiendo cómo la calidez del metal se fundía con mi piel, y supe, sin necesidad de palabras, que este era un regalo de Lorem, una prueba más de su promesa de nunca alejarse de mi lado.

-Lorem... -dije en un susurro, aún embelesada por el recuerdo de su voz y su tacto.

De repente, la puerta de la habitación se abrió de golpe, haciendo que diera un respingo. Kai entró con pasos firmes, su rostro mostraba una mezcla de preocupación y enfado.

-¡Charlotte! -dijo, con la voz cargada de angustia-. ¿A dónde te fuiste anoche? Me tenías muy preocupado. Y aún más al saber que te fuiste con ese extraño... -Su ceño estaba fruncido, y sus ojos brillaban con una intensidad que no había visto antes. Podía sentir su decepción y su temor en cada palabra que pronunciaba.

Intenté explicar, pero mis palabras se quedaron atrapadas en mi garganta. Kai se acercó, sus ojos finalmente se posaron en el collar que llevaba. Su expresión cambió, su preocupación se transformó en algo más oscuro, más confuso.

-¿Qué es eso? -preguntó, su voz ahora un susurro tenso mientras daba un paso hacia mí-. ¿Te lo dio él, verdad? -Sus ojos eran como hielo, fríos y llenos de desconfianza.

Negué con la cabeza, tratando de encontrar las palabras adecuadas. -No, no estoy muy segura... -titubeé, mi mano voló instintivamente hacia el collar, como si necesitara protegerlo de su mirada.

Kai apretó los labios en una delgada línea, sus cejas se fruncieron aún más, y en su rostro apareció una mueca de disgusto. -No me mientas, Charlotte -dijo, su voz baja y tensa-. Sabes que, aunque lo hagas, lo descubriré tarde o temprano.

Sentí un nudo en la garganta. Su actitud me hería más de lo que esperaba, y no entendía por qué estaba tan afectado. -Kai, escúchame, por favor. Él no es lo que tú piensas... -empecé a decir, tratando de calmarlo.

Pero él me interrumpió de nuevo, alzando la voz. -Práctica magia, Charlotte -exclamó, dando un paso atrás y pasando una mano por su cabello en un gesto de frustración-. Sabes lo peligroso que es eso, ¿no? ¿Lo sabes? La magia siempre tiene un precio, y no quiero que te lastime... ni que te aleje de mí.

Su voz tembló ligeramente al final, y pude ver el miedo en sus ojos. Un miedo profundo y real. Kai se alejó, comenzando a pasearse por la habitación, sus pasos rápidos y nerviosos. Parecía un animal enjaulado, buscando una salida a su desesperación.

-No quiero que temas a ninguno de los dos -continuó, su voz más suave pero no menos intensa-. Pero tampoco quiero perderte por esto. -Su mirada se oscureció, su rostro reflejaba un dolor que me era difícil de comprender por completo.

Amor Legendario (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora